Así pues, oído el balance del señor presidente Núñez tras su viaje a Bruselas, parece justo decir que puede valorarse como positivo a la vista de los datos aportados. Aún aceptando que no son muchos, porque al fin y al cabo hasta que no se palpen resultados, hablar de ellos es como rezar jaculatorias, una especie de oración de urgencia para cuando el panorama se presenta feo.

Con las cosas así -o sea, feas- el balance ha de centrarse obligadamente sobre dos elementos objetivables: el primero, las personas con las que se dialogó y el segundo acerca de los asuntos que se trataron. Y resulta difícil discutir que las entrevistas fueron de primera división, los foros muy adecuados y el tono, en general positivo. Lo que no es para echar cohetes pero tampoco para llorar.

La agenda, como ya se dijo, incluía temas claves para el país y por tanto estaba bien hecha. Porque aunque la UE tenga ya previstos medios para suavizar el aterrizaje en 2013 -cuando se agoten los Fondos de Cohesión- es útil hablar de ello, como útil es reclamar otra política láctea y un enfoque diferente en el mercado conservero, sobre todo tras las equívocas declaraciones del señor Durao y de la ministra Espinosa.

Y lo mismo cabría decir de los astilleros: don Alberto defendió allí una posición coherente con la votada aquí por el PP en su día, en apoyo de las tesis sobre Fene del ex conselleiro nacionalista señor Blanco. Lo malo es que, al igual que entonces, la miopía sindical le haya puesto palas en las ruedas al proyecto, con declaraciones de rechazo que no ayudarán en absoluto al éxito del plan.

(La miopía o el egoísmo, conste. Parece evidente que la postura sindical pretende defender no tanto el futuro de Fene como su presente. Y sobre todo su condición de empresa pública, que les garantiza mejor panorama que a otros en caso de crisis. Y quien lo dude que pregunte a las industrias auxiliares, que a la hora de la verdad apenas cuentan.)

En lo demás, y a su vuelta, el presidente de la Xunta insistió, en pleno huracán "Gürtel", en que él ni estaba ni -lo que también es cierto- se le esperaba aquí por aquel entonces. Pero que órdenes dio para moverse fue ayer evidente, con los señores Martín y Baltar saliendo al paso de bastante de lo que dice el PSOE. Que, por cierto, ejerce estos días de inquisición tanto como de oposición.

Es posible que ése sea su papel, siempre y cuando no imite al Santo Oficio, cuyos métodos probatorios y para obtener confesiones fueron los que fueron.

¿Eh...?