La lluvia arrastró a la ciudad idílica

Bastaron unas lluvias otoñales para que se desmoronara el sueño de la ciudad idílica con que nos estuvieron bombardeando los dos últimos años, con imágenes de powerpoint mostrando calles bucólicas con acerones, arbolitos, familias paseando y cochecitos de bebés como únicos artilugios con ruedas.

Cayó lo que cayó, no más que otras muchas veces, y la riada se llevó toda esa tramoya, devolviéndonos a la cruda realidad, pero con aceras de granito y menos espacio para aparcar.

Árboles, jardineras y plantas de altura

La reforma de Sanjurjo Badía está a puntito de caramelo y es todo un espectáculo.

En el primer tramo de la calle, según se sube y con aceritas, han puesto un árbol cada tres metros y jardineras, con lo que queda menos espacio libre que antes.

Y en la banda de babor, una especie de pebeteros metálicos en verde inglés rematados por macetas, que tienen pasmao al personal, que ve la acera convertida en una pista de slalom.

Tal como están los plantones, parece que quieren que los rieguen desde los primeros pisos. Y gratis.