A estas alturas, y aunque no es asunto cerrado, resulta ya un secreto a voces que en la cuestión de las cajas gallegas, la opinión de la Xunta de Núñez Feijóo -hasta ahora con una mayoría favorable a la fusión- está cambiando. Y de modo relativamente rápido, además, a medida en que los tópicos van siendo sustituidos por los datos.

El primero de esos tópicos que, junto con otros, se manejan desde lo que algunos sectores políticos y sindicales llaman el "lobby coruñés"- el presidente de aquella Diputación, Salvador Fernández Moreda, fue de los primeros en manifestarse por la caja única-, es el que se refiere a la utilidad de la fusión "sobre todo para Caixanova, la más pequeña".

Es en ese sentido un secreto a voces que ahora mismo la situación es la contraria, y que la entidad norteña que dirige José Luis Méndez atraviesa dificultades más graves, sobre todo a raíz de algunas operaciones en el Levante español. La fusión le beneficiaría al rebajar de ese modo el porcentaje de mora y los niveles de riesgo.

Otro argumento es que las fusiones en varias comunidades autónomas fue rebatido por la conselleira Fernández Currás, quien recordó que las dos cajas gallegas tienen tamaño bastante para prosperar por separado. Eso aparte, ni en Cataluña, ni en Valencia, ni en Andalucía plantea alguien caja única, sino la fusión de las dos grandes con las pequeñas, algo que ya se hizo en Galicia.

MENOS LOBOS

La cuestión del tamaño, manejada como antídoto frente a una supuesta vulnerabilidad a ambiciones externas, se ha quedado en tópico. Es un secreto a voces la advertencia a la Xunta de Alberto Núñez sobre la posible vulneración de las normas sobre la competencia.

Una de las peticiones de información al Banco de España de Fernández Ordóñez consiste precisamente en si sería contrario a esas normas el hecho de que una caja única gallega superaría en las cuatro provincias los límites de cuota de mercado que la ley fija como máximo en defensa de la competencia.

Superar ese límite haría obligada la reducción de oficinas en proporción muy superior a la que se maneja desde el llamado "lobby coruñés" y eso significaría, al final del proceso, menor cuota de mercado, menor número de oficinas, menos personal y, por tanto, un tamaño más reducido en la entidad resultante. Y de eso advirtieron también a Javier Guerra, conselleiro de Economía.

Ollo có piollo

Un secreto a voces es también la inquietud de las secciones de banca de algunos sindicatos por los efectos laborales de una fusión. Aunque la UGT de X.A. Alonso se manifestó a favor, y la CIG de Xesús Seixo amagó en esa dirección, se han cursado notas internas en las que se matizan posiciones.

Entre los sindicatos se calcula que las pérdidas de puestos de trabajo no podrá ser compensada, y que el coste resultará, en lo laboral y en lo social, inasumible, y advirtieron a la responsable de Traballo, Beatriz Mato, de que no se descartarían movilizaciones.

Los empresarios, y la CEG de Antonio Fontenla, no ve con buenos ojos -la CEP de Fernández Alvariño la rechaza abiertamente- una operación que elimina las ventajas de la competencia y, sobre todo, incremente los niveles de riesgo y supondría de inmediato una dificultad aún mayor para la obtención de créditos.

El beneficio

Un secreto a voces es el aviso cursado a Presidencia de que no se trata de una operación por el bien de Galicia sino en beneficio de intereses mediáticos y financieros concretos.

Ahora falta conocer la reacción de Núñez Feijóo.