De modo que, dicho -como siempre- con todo respeto para otras opiniones, la verdad es que no le va a resultar fácil al Pesoe y su entorno prender en Galicia la llama valenciana o madrileña del llamado "caso Gürtel". Al menos no con los datos que hasta ahora han puesto sobre la mesa, aunque ya se sabe que en este tipo de asuntos hay veces en que lo importante no son tanto los hechos como su apariencia.

La dificultad qe se aprecia no se deriva sólo de la antigüedad de lo que los socialistas denuncian, sino de que aún siendo cierto -el nombramiento de algún implicado como consejero de Portos de Galicia- no parece que pueda tenerse por sospechoso per se, o el encargo por el PP -que se supone la pagaría con sus fondos propios-, de una encuesta a la empresa de autos. La trama Gürtel es una presunta banda porque hacía sus chanchullos con cargo a la caja pública, y sus cómplices porque, sabiéndolo, se lucraban; ellos y/o su partido.

Eso aparte, hay otra cuestión: el conjunto de las denuncias aparenta por ahora formar parte de lo que hace unos años se llamó la "estrategia del ventilador". O sea, que cuando alguien informaba -desde los partidos o sus terminales mediáticas- sobre asuntos polémicos, y hasta delictivos, desde enfrente se replicaba con otros datos, o rumores, parecidos. El método esparcía basura a diestro y siniestro y, acaso nunca mejor dicho, sin otro afán aparente que manchar al contrario.

Algunos observadores, ubicados sobre todo en la parte de estribor, insisten en que cuanto ocurre es una estrategia conocida, y muy practicada, que busca que se hable de cosa diferente a las que perturban al personal, sea la subida de impuestos o las cuentas del Estado para 2010, o maniobras contra la alcaldesa para justificar lo de Silleda, que desde ayer están en el Juzgado. Las sospechas parecen fundadas, además de por las coincidencias de ahora, por las costumbres de antes.

Lo peor de todo esto, lo hagan el PSOE o el PP, es que parece orientado no al bien de la Justicia, para eliminar la corrupción, o del buen orden democrático apartando de la gestión de los asuntos públicos al indigno, sino más bien al deterioro del adversario cuando no a su liquidación definitiva. Con graves daños colaterales, además, porque el ventilador esparce la basura sin fronteras y por tanto mancha urbi et orbi todo lo que lo rodea.

En los años 93 y 94 se usó a destajo, e hizo un daño atroz. Lo malo es que que unos y otros parecen haber olvidado.

¿Eh...?