De entrada, manifestamos nuestro sentir porque no está justificado; observamos que la actitud de determinados grupos de algunas universidades españolas es tenebrosa y reaccionaria; que no demuestran conocer en qué consiste el proceso que permitirá el despegue de un colectivo que no rinde lo que la sociedad desea y espera.

El movimiento "antibolonia" parece pretender que no haya cambios, lo que en sí ya lo califica de reaccionario; que se siga - implícitamente- con las clases magistrales, el "apuntismo" y otras lacras que mantienen atrasada a la universidad española. Nada dice de superar las causas del abandono escolar, tan elevado, que genera desperdicios económicos y otros malestares.

Dicen que el proceso de Bolonia les perjudica, porque:

1) si se sigue, las empresas acabarán interfiriendo en la enseñanza, mercantilizándola. Se olvidan de la plena personalidad jurídica de la Universidad, de su autonomía, y de que tiene un Consejo Social, un Consejo de Gobierno y un Claustro para velar por su independencia y sus actuaciones.

2) las carreras de Letras serán las más perjudicadas, por ser las menos rentables. Entendemos por Letras las carreras de Humanidades y Ciencias Sociales (abarcando Artes, Antropología, Filología, Sociología, Geografía, Historia, Economía, Derecho); de su rentabilidad habría que saber qué medidores utilizan, porque no se nos alcanza el perjuicio.

3) habrá menos becas, que serán sustituidas por préstamos-renta; las tasas del "máster" serán elevadas y desproporcionadas a las de los grados; que todo será peor. Aparte de que las tasas hoy día no discriminan al estudiante rico del pobre, juzgados por el índice de renta familiar -algo en si sustancialmente nocivo-, no se entrevé la supresión de las becas sino su crecimiento, y que los préstamos-renta, voluntarios, se reembolsarían a interés cero una vez el beneficiario comienze a trabajar y tenga ingresos; será devolver a la sociedad lo que ésta le adelantó para mejorar su nivel de vida;

4) la reforma no comporta ventajas académicas y sociales al no participar los estudiantes en los planes de estudios para lograr una enseñanza de calidad. Esto es una falacia dado que, en nuestros largos años de docencia, no hemos tenido conocido que se les impida su participación; se les ha animado a ello, y frecuentemente responden cuando tienen buenos tutores.

5) exigen un "referéndum" vinculante para decidir si aceptan o no el proceso de Bolonia. Esto es una aberración y supondría subvertir todo el sistema universitario actual, que tiene amplios cauces de participación y toma de decisiones.

6) exigen más inversión pública; estamos de acuerdo, a pesar de la crisis financiera rampante.

7) están mal informados; ciertamente, las instituciones deben explicar mejor lo qué es el proceso de Bolonia, si bien hace diez años ya se produjo y difundió un amplio estudio dirigido por el profesor Bricall, ex rector de la Universidad de Barcelona y Conseller de la Generalitat, que tuvo notable repercusión y del que hemos hecho amplias referencias en nuestra publicación "Meditaciones Universitarias", editada por el Consejo Social de la Universidad Vigo en 2006.

8) que se favorece a las Universidades privadas. Creemos que habrá de ser más clara esta imputación, para seguir discutiendo sobre el particular.

En suma, la integración del sistema español en el Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES) lo es a fin de promover la más amplia movilidad de estudiantes y titulados españoles en el espacio europeo, que se fomenta a través de programas de becas, ayudas y créditos al estudio, de modo que un titulado español pueda seguir estudios en cualquier universidad europea y viceversa, lo que será más enriquecedor que la situación actual, llena de trabas y cortapisas.

Todo se tuvo presente en el año 2001 cuando la Ley Orgánica de Universidades derogó la Ley de Reforma Universitaria de 1883. Entonces, la Declaración de Bolonia quedó plenamente asumida para cumplir los siguientes objetivos, que siguen estando vigentes si queremos una Universidad acorde con los tiempos:

-Adoptar un sistema de grados fácilmente legible y digno de comparación, para promover el empleo del ciudadano europeo y la competitividad internacional del sistema de educación superior.

-Adoptar un sistema basado esencialmente en dos ciclos principales, de grado y posgrado, cuyo primer grado tenga una duración no inferior a tres años y sea relevante para el mercado laboral europeo con un nivel apropiado de calidad.

-Establecer un sistema de créditos como medio propio para promover la movilidad más amplia de los estudiantes.

-Promover la movilidad superando los obstáculos para el efectivo ejercicio de profesores, investigadores y personal administrativo, reconociendo y valorando los períodos en concursos europeos de investigación, enseñanza e instrucción.

-Promover una educación europea de calidad con vistas a desarrollar criterios y metodologías comparables.

-Promover la dimensión europea necesaria en educación superior, particularmente con respecto al desarrollo curricular, la cooperación institucional, los esquemas de movilidad y los programas integrados de estudio, instrucción e investigación.

A la vista de lo que antecede, juzgue el ciudadano lo mejor le parezca.