La energía, sector estratégico para un Estado, se deja en manos privadas. Pasa a los bancos que pierden interés en ella para centrar su energía en los intereses. Con la construcción burbujeante, la bestia de la obra pública Sacyr se une a la bella de la promoción privada, Vallehermoso. Sacyr-Vallehermoso entra en la empresa multinacional nacional de energía Repsol-YPF endeudándose con los bancos. Como el ladrillo se hizo octanos, 48 bancos y cajas de ahorro convirtieron hipotecado, intereses por la energía que no les interesaba. Estalla la burbuja, la fortuna de la constructora no vale nada (nadie la compra) y, como precisa dinero, le urge abandonar la energía. Los millonarios en deudas que invirtieron sin dinero no pueden responder ante los bancos de la bajada en Bolsa de Repsol-YPF.

Aparece la multinacional rusa Lukoil, con algo de capital estadounidense, empresa privada al servicio de la acción pública rusa. En situaciones normales se da esta disyuntiva: Estado o mafia. El Estado tiene el uso legítimo de la violencia y la fiscalización de la economía; la mafia, el uso illegal de la violencia y el dinero negro. Rusia transitó del comunismo al capitalismo pasando del KGB a la caja B y entreverando mafia y Estado. La petrolera privada rusa no trae rublos a la nacional multinacional española de energía pero negocia "subrogar la hipoteca" en energía que tiene contraída la constructora con los bancos. Si se admite que haya millonarios en deudas, inversores sin dinero, estados, mafia, bancos privados y cajas públicas, ladrillos y gasolineras, se entiende que el Gobierno socialdemócrata (PSOE) sea partidario del Mercado y la oposición liberal (PP) de la intervención.