No termina la controversia sobre si el libre mercado necesita alguna clase de ayudas o sugerencias de la política y del Gobierno de turno. El episodio Lukoil-Repsol, como anteriormente las aportaciones de dinero público a los bancos para que se recupere el crédito a familias y empresas, en nuestro país como en los restantes, han puesto sobre la mesa tan apasionante controversia: liberalismo a ultranza de los mercados, o socialdemocracia con participación de los Estados...

La cumbre del G-22 en Washington ya discurrió en medio de ese debate intelectual, después de que el dinero público se hubiera visto en la necesidad de salir al rescate de la iniciativa privada, en la que las desregulaciones y la globalización habían provocado una inmensa crisis, sin precedentes en el mundo.

En ese clima, la Reserva Federal estadounidense ha anunciado el empleo de 800.000 millones para "descongelar el crédito", cubrir hipotecas y créditos al consumo y a pequeñas y medianas empresas, y de este modo prevenir contra la deflación. Y, por su parte, la Comisión Europea pretende poner en circulación 130.000 millones de euros para, a su vez, reactivar una economía estancada en muchos ámbitos, como la fabricación de automóviles. La Comisión Europea tratará de coordinar las medidas de aumento del gasto para evitar competencia desleal....

Precisamente el debate sobre qué sectores de actividad serán las beneficiadas es uno de los que más debate requieren. En nuestro país, también se anuncia ya el correspondiente plan de inversiones para crear empleo, una serie de medidas que tendrán un efecto inmediato: elevarán el déficit por encima del tres por ciento, el año que viene y el siguiente... En nuestro país, y a la hora de debatirse sobre los sectores más necesitados de ayudas, por ejemplo, se ha escuchado la voz de quien reclama que las ayudas debieran extenderse, también, a los medios de información, muchos de ellos afectados en medida parecida al automóvil, la vivienda o el turismo...

Probablemente esta gran crisis será ocasión para comprobar para qué sirven los planes de estímulo a la inversión y qué utilidad concreta puede tener el dinero público y hasta el déficit del Estado, toda vez que se están revisando todos los viejos conceptos y filosofías hasta ahora en vigor. Lo cierto es que nos hallamos ante presagios de toda naturaleza, incluyendo la que previene un "triple cero": Cero crecimiento, cero inflación, cero tipos de interés...

Incluso, en este tiempo de gravísimas incertidumbres, es apreciable la discrepancia interna en el seno del Gobierno.

Frente a Zapatero, que niega de manera rotunda que el Gobierno vaya a intervenir en el mercado, hemos escuchado a la vicepresidenta De la Vega, quien opina que el mercado necesita la mano visible del Estado... Y a los "neoliberales" del PP les vemos enfrentados con pasión a la eventualidad de que el gobierno "permita" que una empresa rusa privatizada y con accionistas americanos, pueda entrar en el capital de otra empresa privatizada en España... No cabe duda de que los viejos esquemas no sirven frente a la profundísima crisis de nuestros días. Y acaso quepa añadir que, más que nunca, todo sirve para aspirar al poder de gobernar...