De mesas averiadas y cintas de obra patrióticas

En el paseo de Samil, más o menos a medio recorrido, hay cinco mesas, de esas que en verano el personal reserva ya de mañanita con manteles, garrafones o, si hace falta, dejando sentada a la abuela, que están rotas.

Y para evitar problemas, se ha seguido el protocolo habitual desde la toma de posesión del actual bigobierno, que consiste en establecer con cinta patriótica -es decir, con los colores blanco y rojo de la bandera local- un perímetro de seguridad en la zona perjudicada para evitar problemas y posibles reclamaciones.

Lo que pasa es que ha pasado tanto tiempo que la cinta está también muy deteriorada, por lo que convendría que alguien acotara con más cinta la zona acotada. Y así sucesivamente.

La calle Esperanto vuelve a ser el Cotomondongo

Quienes están en-can-ta-dos son los vecinos de la calle Esperanto.

En agosto comenzaron las obras de ¿humanización?, levantaron el pavimento y así sigue la cosa, con la zona convertida en un vertedero, con aguas encharcadas y serias dificultades de acceso para los alumnos de un colegio próximo, personas mayores o con problemas de movilidad e incluso para vehículos... Vamos que es como si de golpe y en busca de mejoras extraordinariamente importantes, los hubieran condenado a regresar al Cotomondongo.

Y eso, oye, que aseguran que pagan religiosamente todos los recibos que el Concello tiene a bien facturar...

Y los puentes de madera del Lagares, agonizando

Los que siguen ahí, agonizando , son los puentes de madera sobre el Lagares. De nada han servido las repetidas quejas de vecinos y usuarios del paseo, que se ven obligados a largos rodeos por culpa de la inoperancia municipal, más preocupada de las grandes quimeras que de facilitar la vida a los contribuyentes.

javiermosquera@farodevigo.es