Un amigo mío volvió de México con un desodorante a medio gastar en la maleta. Lo había comprado en una de las tiendas del hotel en el que se había hospedado y le gustaba por su suavidad (era de los de crema) y por su olor a pino. Aunque los desodorantes son neutros, pues su función no es producir olor, sino evitarlo, aquél, por lo visto, olía a pino. Pues bien, me llamó para decirme que en España no le funcionaba.

- ¿Cómo que no te funciona?

- Como lo oyes. Y tampoco me funciona una botella de tequila que compré en Oaxaca. Bebo y bebo como si nada.

Pensé que se había vuelto loco. ¿Por qué si no iba a contarme aquellas tonterías, incluso aunque fueran ciertas? Colgué el teléfono con gesto de indiferencia, pero se me quedó en la cabeza la idea de que los desodorantes mexicanos no funcionaban en España. Quizá en México no tuvieran efecto los españoles.

A los pocos días mi amigo se murió de un tumor en el cerebro. En el entierro me enteré de que se lo habían detectado hacía un mes en un estado bastante avanzado, pues no había dado síntomas. Pregunté por qué se había ido a México en tales circunstancias y me dijeron que había sido algo así como una última voluntad. Durante aquel mes cambió de hábitos. Se volvió zurdo, por ejemplo, y comenzó a encontrar un gran placer en escuchar ruidos de la naturaleza. En Internet hay bancos de todas clases de ruidos: el de una cascada, el de un río, el del ala de una gaviota cortando el aire, el del zumbido de una mosca, etc. Mi amigo grabó cientos de estos sonidos y se los llevó a México, donde al parecer descubrió también el universo de los desodorantes.

Permaneció en la capital mexicana diez días que nadie sabe a qué se dedicó exactamente. Hablaba todos los días con su mujer y enviaba correos electrónicos a sus hijos (todos mayores). No dejó notas de ninguna clase, no llevó ningún diario. Lo único que sabemos es que se volvió zurdo, que descubrió que cosas que funcionaban en México no funcionaba en España, y que finalmente se murió. Un enigma, en fin, otro más en una existencia que, a medida que avanza, se va llenando de ellos.