Para este Gobierno, si analizas los datos y pones nombres a las cosas que pasan en la economía te llaman catastrofista o antipatriota. Si estás a favor de buscar en la energía nuclear una alternativa a la excesiva dependencia del petróleo, te llaman ``hooligan´´. Esta última ocurrencia ha venido de la mano del ministro de Industria. Dice Sebastián, no se si habrá pensado en González, Méndez o Almunia al decirlo, que los partidarios de la energía nuclear como fuente de energía más barata y ahora igual de limpia que las alternativas, actúan como ``hooligans´´. No se si hay que tomárselo como un insulto. Pero, dada la capacidad de este gobierno para calificar negativamente a todo aquel que no esté con el discurso oficial de cada momento, diría que sí nos está insultando.

A mí particularmente me da exactamente igual que me vuelvan a insultar, sobre todo teniendo en cuenta que en los datos macroeconómicos y en el sentimiento de los españoles se han cumplido con creces -y ya lo siento- los peores pronósticos. Así que estoy dispuesta a aguantar otra vez la exclusión. Es cuestión de tiempo, como en la evolución de la economía, que este gobierno o el que venga tenga que rectificar sobre la necesidad de aumentar la producción de electricidad por la vía nuclear.

El debate está abierto en otros países y en las más altas instancias de la Unión Europea. Incluso le hemos oído hablar de ello tanto a Felipe González como a Cándido Méndez. Pero es que, aunque estos personajes no se hubieran mojado, es una obviedad que España no puede seguir siendo una isla eléctrica y un consumidor exagerado de petróleo. Nuestra competitividad nos va en ello. Y aunque sólo nos acordamos de santa Rita cuando llueve, estoy convencida de que el debate está abierto y cuajará.

Ya no valen, en este momento de la película, los sermones ecologistas. Las centrales nu- cleares de nueva generación son más que seguras y los residuos cada vez menores. No nos vengan con el discurso del ecologismo trasnochado. Con las nuevas centrales nucleares, el kw/h nos costaría 30 euros, con la eólica, nos cuesta 90 y con la fotovoltaica, 220. El discurso de la falta de agua para apagar el reactor no se le ocurre, a estas alturas, ni al que asó la manteca. Unicamente hace reír y da vergüenza. El debate es serio y las necesidades de España ineludibles. ¿``Hooligan´´? Así que, sí, ¡hooligan, y a mucha honra!