Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, soñó con todos los aficionados cantando una letra del himno español y quiso llevarlo a la realidad. Recordará con qué resultados. Blanco, que tiene un sueño recurrente y la tenacidad del deportista, dice que volverá a intentarlo. Yo ni siquiera sé si sueño en blanco y negro o en color y envidio el onirismo de Blanco, con banda sonora y masas cantantes que suelen ir unidas a un cinemascope en technicolor.

La naturaleza de los sueños es surrealista, pero el de Blanco es muy figurativo y narrativo. Suena una música y miles de personas cantan una letra mientras vuelan por doquier medallas de oro, plata y bronce hasta el cuello de los deportistas españoles. Su género es el musical y, dada su escenografía de escaleras, cuerpos escotados y joyas, puede adscribirse a las melo-días de Broadway. La mayor parte de los sueños son borradores y conviene tirarlos. Hay que soñar mucho para conseguir un sueño o una pesadilla que se pueda volcar de este lado. Un sueño así tendríamos que trabajarlo, dedicándole muchas horas de descanso un día y otro, con la constancia de un deportista. Es llamativo este sueño tan claro, recurrente y musical en un hombre que duerme tan poco (se levanta a las 7.30 de la mañana y se va al despacho hasta la 1.30 de la mañana). A él, la pesadilla de la letra himno no sólo no le ha quitado el sueño sino que ni siquiera le ha quitado su sueño. Zzzzzzz.