Si el Ayuntamiento de Vigo acepta la propuesta de Citroën de ampliar el polígono de Balaídos en 80.000 metros cuadrados corregirá un grave defecto del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), que frena totalmente su crecimiento. Ha sido el actual gobierno vigués, en una discutida decisión, el causante del problema, ya que modificó la inicial redacción del Plan de Ordenación para aumentar las zonas verdes. La consecuencia es que el trazado de la futura Ronda discurre por el borde de la planta automovilística, que queda encerrada e impide su ampliación, como viene reclamando de forma insistente la multinacional.

La visita a la factoría del presidente de la Xunta Pérez Touriño, a comienzos de semana, y su pronunciamiento de que Citroën tendrá "todo el suelo que necesite para crecer", tuvo una tibia respuesta municipal de que la empresa no va a quedar aherrojada en el reducido perímetro que hoy ocupa. Para cumplirlo, el Ayuntamiento maneja una solución salomónica que consiste en que el trazado de la Ronda cruce por el centro de la prevista zona verde, con lo que ésta quedaría reducida a la mitad, pero soluciona el angustioso problema de espacio que padece la factoría.

El comentario del director, Pierre Ianni, de que la fábrica de Vigo "es la máquina de guerra de PSA Peugeot Citroën" y de que "está preparada para ser la mejor planta automovilística de Europa y para enfrentarse a una competencia cada vez más difícil", es una muestra de confianza en la buena sintonía entre Citroën y Galicia. Es evidente que existe coincidencia en los objetivos: que la planta de Vigo produzca cada vez más porque supone riqueza y desarrollo para toda la comunidad.

Este objetivo, que comparten la multinacional y la Xunta, tiene una significación especial en tiempos difíciles. La crisis llama a las puertas de la automoción, según las asociaciones representativas del sector que califican la situación de grave deterioro y de alerta máxima. La caída de la venta de vehículos durante el pasado mes de mayo del 24,3%, que en Galicia ha sido más dura, del 25,2%, son datos peor de los previstos.

También ha disminuido la producción en la factoría viguesa el 11% en los cinco primeros meses del año con relación al mismo periodo de 2007, aunque haya justificaciones para explicarlo. El año pasado fue récord de producción, por lo que se da por supuesto que en el actual no se alcanzará ese volumen de vehículos fabricados. Además está el hecho relevante de que se ha empezado a lanzar en exclusiva mundial dos nuevos modelos de furgoneta, la Citroën Berlingo y la Partner Tepee, que al no estar consolidados todavía no han alcanzado el alto nivel de fabricación que llevó a la factoría de Vigo a ser líder en el mercado europeo en el segmento de los vehículos industriales ligeros.

Además de las nuevas furgonetas, la factoría viguesa produce actualmente los monovolúmenes Xsara Picasso y C4 Picasso, este en sus dos versiones de cinco y siete plazas, y también las antiguas Berlingo y Partner, que ahora se denominan Berlingo First y Partner Origin.

La opinión compartida en la firma es que se trata de un bajón coyuntural de la producción, que se recuperará a lo largo del año, hasta cumplir los objetivos.

Cuestión diferente son los factores ajenos que puedan hacer resentirse a la producción, como ha sido la actuación de los piquetes durante la pasada huelga del transporte que impidieron el acceso de elementos de montaje y todo movimiento hacia dentro y fuera de la factoría. Este boicot, que merece un absoluto rechazo, no puede volver a repetirse, por desproporcionado y porque afecta al corazón de la economía gallega. Es un precedente que podría tener nefastas consecuencias, si en la planificación futura de la multinacional gala cala la idea de que cualquier reivindicación, ajena a la factoría, puede paralizar impunemente la producción.

La planta de Vigo tiene un anillo de industrias auxiliares de las mejores de Europa, ha mejorado en innovación y tecnología y ha llegado a una producción récord, pero necesita suelo industrial y rebajar costes logísticos para ser competitiva con Asia y los países del Este. Esa es la clave que garantiza su continuidad como motor industrial de Galicia.

Citroën es hoy por hoy esencial para la economía gallega, por el número de empleos directos que ocupa, cerca de diez mil, por ser el principal granero de empresas del sector de la automoción creado en su entorno, por su aportación al tráfico portuario y a la exportación gallega, en la que representa más del 35% de toda la comunidad. La trascendental importancia de la factoría para la comunidad lo tienen asumido los vigueses y gallegos, aunque la actuación del gobierno vigués en la modificación del Plan parezca contradecirlo.

En su primera visita a la fábrica, el patrón de PSA Streiff pidió la colaboración de la Xunta para seguir creciendo. La respuesta del presidente gallego ha sido positiva, pero las promesas tienen que traducirse en hechos. Está en manos del Ayuntamiento de Vigo: debe revisar el trazado del PXOM en la citada parcela y liberar espacio para la ampliación de Citroën.