Me parece que en las próximas tres semanas apenas vamos a hablar y oír hablar de dos cosas: del "plan Ibarretxe", que cada día va a peor (para él, claro), y de la crisis interna en el Partido Popular, que, aunque lentamente, parece estar en vías de encauzarse (o no, que diría, a su modo, Rajoy). Son dos cuestiones diferentes, pero conectadas; porque, al fin y al cabo, ¿no dicen los críticos de Rajoy que su distanciamiento se produce porque los "populares oficiales" quieren aproximarse a los nacionalistas? Yo, la verdad, no veo tal aproximación, aunque sí percibo un lenguaje diferente de los "marianistas" con respecto a sus oponentes internos, a los que aún es imposible etiquetar, puesto que se ignora quién o quiénes son la cabeza de la disidencia intestina que sacude al PP.

Así que el mes de junio se nos va a ir en titulares dedicados a dos nombres, el del lehendakari Ibarretxe y, desde luego, el de Mariano Rajoy. Dos personajes, ya se ve, distintos y distantes -dudo de que se hayan saludado más de tres veces-, pero interconectados a través de vericuetos casi insospechados: ¡quién le iba a decir a Rajoy que le acabarían presentando como un virtual aliado de Ibarretxe, ahora que ni siquiera lo es Rodríguez Zapatero!

Yo diría, haciendo más de futurólogo que de analista político, que, ante este mes de junio lleno de hipótesis, Rajoy gana e Ibarretxe pierde. Qué duda cabe de que Mariano Rajoy, por muy contestado que esté por sectores minoritarios de su partido, saldrá vencedor y reforzado de su congreso valenciano, al que personalmente creo que no se presentará ninguna otra candidatura alternativa -dicen que Juan Costa se lo ha pensado mejor y está "casi" decidido a tirar la toalla-. Otra cosa será lo que ocurra después, pero la legislatura va a ser larga y en ella van a pasar, lógicamente, muchas cosas. Creo, por tanto, que el futuro político a medio y largo plazo de Rajoy no está escrito en ninguna parte todavía.

Ibarretxe está comprando, por el contrario, todas las papeletas perdedoras. Su empecinamiento en llevar a cabo, en octubre, una consulta popular llena de trampas y recovecos, poco clara y, por supuesto, ilegal y, por tanto, imposible, le va a costar muy caro. Seguramente, su "proyecto de ley" no será aprobado en la sesión plenaria del Parlamento vasco el 27 de junio, y tendrá que convocar elecciones algo anticipadas, que las encuestas dicen que pueden ganar los socialistas de Patxi López. A partir de ahí, el futuro personal del actual lehendakari, el más polémico y sectario de cuantos presidentes del gobierno vasco hayan transitado por Ajuria Enea, va a ser, cuando menos, incierto. El mismo ha dicho que, si no puede celebrar su consulta, se marchará. Yo casi le envío ya mi adiós anticipado.

Y no, a la hora de enumerar los protagonistas de este mes que acaba de iniciarse no hablo de Zapatero, aunque obviamente también él acaparará muchos titulares. Pero no es noticia; ZP está crecido , más seguro de su "baraka" que jamás; le importa poco que la crisis económica desmienta sus optimistas declaraciones anteriores, o que el controvertido trasvase de agua a Barcelona puede que ahora ya no tenga que llevarse a cabo, porque llueve, tras las cuantiosas inversiones ya realizadas. Claro que pasan muchas cosas por los senderos del gobierno socialista, pero la atención está concentrada estos días en otros rostros, no en el del presidente del Gobierno, que saborea aún las mieles del triunfo. Por lo menos, en este mes de junio va a seguir haciéndolo.