Así que, partiendo de la idea de que en este tipo de encuentros casi todo es diplomacia y que cada una de las partes dice lo que sabe que agrada a la otra, es bien cierto que el que mantuvieron, en París, el director de la UNESCO y el presidente de la Xunta pareció incluso más cordial de lo corriente, Y, en ese sentido, también menos protocolario sobre todo cuando se ha reconocido el potencial gallego en "patrimonio inmaterial" y la conveniencia de enviar proyectos que lo pongan aún más en valor común..

En ese sentido, y aunque todavía falte una cierta perspectiva, es probable que el viaje de don Emilio haya cubierto aquel viejo dicho del monarca hereje francés sobre la importancia de lo inmaterial, y realmente París bien valga una misa. Porque el llamamiento de la UNESCO significa una oportunidad de robustecer lo mucho de común que significa la cultura histórica gallega y su conexión con la dimensión europea y universal a través de los ejemplos que puede y debe mostrar al mundo..

Y este país los tiene -los ejemplos- en abundancia, variedad e importancia como para justificar y aprovechar la amable invitación del alto funcionario internacional, Muestras del esplendor romano en su utilidad militar o comercial y navegante como la Muralla de Lugo o la Torre herculina son complemento extraordinario y realzan si cabe la enorme potencialidad de Compostela, foco occidental del continente y objetivo final de una proyección cultural que salvó a la periferia europea del olvido y el abandono.

Queda dicho que esos monumentos, el conjunto del patrimonio histórico gallego, debe ser puesto en valor, y no sólo desde la perspectiva turística o económica, que por supuesto, sino en cuanto tienen de denominador común para asentar la idea de país en la misma noche de los tiempos. Esta Galicia romana y cristiana es tan definidora de la propia esencia como las otras referencias posibles y por lo tanto no sólo merece sino que necesita ser dimensionada, proyectada, valorada e incluso explicada.

Dicho de otro modo, que ese Patrimonio hace país y debe ser defendido y potenciado como tal por el país. Porque une, integra y vertebra en lo inmaterial, aparte de permitir en lo material una esperanzadora variable de progreso económico. Seguramente eso es lo que explicó el señor presidente de la Xunta a otro gran patrimonio gallego que son los compatriotas residentes en París y con muchos de los cuales se reunió en la noche del viernes. Algo que, por cierto, es de suponer que nadie discuta o confunda.

Dicho todo quizá proceda una pregunta: ¿no hubiera sido lógica la presencia en la entrevista con el director de la UNESCO, también, de la responsable de Cultura en el gabinete del señor Touriño? Es verdad que estaba su presidente, pero a veces no es malo que se vea que hay un buen equipo.

¿O no...?