Ser rico después de haber sido pobre está muy bien visto desde el punto de vista de la moral dominante. El dinero lo mejora todo. Pero ser pobre después de haber sido rico, o haber disfrutado de una situación más o menos acomodada, despierta mucha menor simpatía. E incluso merece una actitud de reproche hacia quien tuvo la mala cabeza de arruinar su vida y dilapidar sus bienes. Hubo un tiempo en el que, estos vaivenes de la fortuna, salvo casos estrepitosos, sólo se comentaban en el reducido ámbito social de los afectados y no trascendían demasiado. Pero hoy, ya es imposible. El ojo orwelliano que nos vigila constantemente no lo permite y cualquier aspecto de nuestra privacidad puede ser exhibido masivamente, en aras de saciar la curiosidad general. Hace unos días, la actriz española Terele Pávez fue filmada por las cámaras de un programa de televisión mientras dormía en la calle en uno de esos tenderetes de cartón que suelen montar los indigentes para pasar la noche o protegerse del frío. La imagen fue difundida ampliamente con el subrayado de unos comentarios de una morbosidad compasiva. Que una actriz, bastante conocida por sus actuaciones en cine, teatro y televisión, acabe durmiendo en la calle es un plato de gusto para el canibalismo mediático. Asustada por la trascendencia dada a su caso, Terele Pavez tuvo que recurrir a la prensa para desmentir que viviese en la indigencia y que fuese una adicta al alcohol. "Estaba con un amigo llamado Manolito -explicó- y me quedé dormida. Eso es todo. Llevo una vida normal y vivo con mi hijo en un piso". Sea o no cierto lo que dice, y al margen de si resulta ser una conducta extravagante tener amigos que duermen en la calle en un lecho montado sobre cajas de cartón, nadie tiene derecho a perturbar la privacidad de otros. y reproducirla en imágenes tal y como ocurre con los reportajes sobre la vida animal en la selva. La dedicación de algunas cadenas de televisión a exhibir miserias ajenas, sean o no consentidas por los propios afectados, empieza a resultar escandalosa. Terele Pavez es la hermana pequeña de otras dos actrices españolas que fueron muy populares, Emma Penella y Elisa Montes. La primera de ellas, y de mayor edad, falleció el verano pasado. Con ocasión de su muerte, se recordó en los medios que su padre Ramón Ruiz Alonso fue un político granadino, diputado por la CEDA, al que el historiador hispano-galés Ian Gibson imputa responsabilidad en el apresamiento y asesinato de García Lorca. El primer recuerdo cinematográfico que tengo de Terele Pávez es una película muy graciosa titulada "Novio a la vista" que dirigió García Berlanga. Retrataba muy bien el ambiente de los veraneos burgueses de la España borbónica anterior a la república, cuando lo elegante era acudir a las playas del norte. La Pavez hacía el papel de una adolescente traviesa y un poco marimacho. Por entonces aun lucía una nariz de notable tamaño que luego se operó. Fue el patito feo de una familia donde lucían unas hermanas guapas y de grandes ojos negros. ¿Qué más les dará a los cotillas que duerma o no entre cajas de cartón?. En la moral cristiana se atribuye a los pobres la herencia del reino de Dios. Allí dormirán felices sobre mullidos colchones de pluma de ángel, de mucha más calidad que la de ganso.