Al menos formalmente, el socialista José Bono, ex rival de Zapatero en la lucha por el liderazgo del PSOE, puede presumir de ostentar el poder de refrendar el nombramiento de su ex rival como presidente del Gobierno, si Zapatero obtiene la confianza del Congreso en la sesión de investidura que comienza este martes. Sólo dos decisiones del Rey no necesitan del refrendo del presidente del Gobierno o sus ministros: una, los nombramientos de la Casa Real, y otra, el del presidente del Gobierno. En este segundo caso, es el titular del Congreso quien refrenda, una vez obtenida la confianza de la Cámara por mayoría absoluta, en primera votación, o por mayoría simple, en segunda votación.

Habría quedado fatal que hace unos días José Bono hubiera logrado la presidencia de la Cámara por mayoría absoluta y en primera votación, cuando ya entonces ha-bían decidido los jefes de su partido que su antiguo rival, Zapatero, saldría investido como presidente del Gobierno por mayoría simple en segunda votación. En la votación de los diputados para elegir a Bono, éste cargó con el sambenito de bestia negra de los nacionalistas, que no podían dar el sí a quien les dio tantas pruebas de españolismo. De ``antinacionalismo´´, dicen ellos ¿Van a tachar de lo mismo ahora al presidente del Gobierno? Lo digo a la vista de una situación parecida, pues a Zapatero le va a faltar la mayoría absoluta para salir en primera votación porque también le va a faltar el voto de los nacionalismos vasco y catalán.

En el caso de Bono algunos analistas lo interpretaron como presagio de una presidencia débil de la Cámara. Era un precedente en nuestra Democracia que un presidente del Congreso no saliera elegido por mayoría absoluta. Pues ya verán ustedes como alguien vuelve a caer en la tentación de interpretar lo de Zapatero, que tampoco va salir a la primera, como signo de debilidad del nuevo Gobierno socialista que se formará a finales de esta semana, cinco minutos después de la segunda y definitiva votación de la investidura.

Craso error. No hay debilidad, sino todo lo contrario, en el hecho de que el PSOE haya decidido renunciar al apoyo estable de los nacionalistas para desarrollar ``con las manos libres´´ -en expresión de José Blanco- el proyecto socialista respaldado el 9-M por la mayoría de los votantes.

Será el mensaje central del discurso de Zapatero hoy, como primer acto del debate de investidura. Es su derecho gobernar en base al programa propio del PSOE, siempre que sepa modular el discurso de modo que no arriesgue la complicidad necesaria del otro gran partido de ámbito estatal, el PP, en los grandes asuntos de Estado, a fin de no repetir el enfrentamiento permanente que se registró en la pasada Legislatura.