La izquierda, a iniciativa de IU, negocia la posibilidad de limitar las atribuciones del Consejo General del Poder Judicial en funciones, algo desde luego bastante razonable. Pero también sería razonable que en los distintos parlamentos del Estado desapareciera la temporada de rebajas políticas, esos últimos meses de legislatura en que los partidos se dedican a apoyar cualquier iniciativa que pueda arañar un puñado de votos, y que ahora toca en los parlamentos autonómicos. Las rebajas políticas son ejercicios de maquillaje antes de salir a escena, modos de tapar arrugas y mejorar color ante los focos. La cosa, desde luego, no tiene demasiada importancia, pues la ciudadanía no da a estas gesticulaciones tardías otro valor que el escénico, pero, coño, esa pérdida final de compostura no beneficia nada a los partidos, que en España al fin y al cabo son instituciones.