Este domingo, víspera de la fiesta de S. José, se celebra el "día del Seminario"y el Obispo de la Diócesis, nos ha dirigido en esta ocasión una Carta, pero sólo a los sacerdotes. En un asunto de gran relevancia se ha saltado la costumbre de dirigirse a todos los fieles, y nos espabila para que -más con hechos que con palabras- echemos el resto en la pastoral vocacional. El Obispo escribe a los curas para que hagan "eco" a su preocupación. Pues los párrocos no son más que los colaboradores necesarios del único Pastor que dirige la vida de la diócesis. Por ello Mons. Diéguez comienza por recordar que el Directorio que regula el quehacer ministerial del Obispo les indica que "entre todas las instituciones diocesanas, considere al Seminario como la primera y la haga objeto de las atenciones más intensas y asiduas de su ministerio pastoral". "Las palabras con las que se expresa el Directorio nos indican -comenta Mons. Diéguez.- que el Seminario no es una institución más, sino una institución fundamental, que requiere el interés y la colaboración de todos, en especial la del Obispo y la de los sacerdotes, sus más inmediatos colaboradores, para que nunca desaparezca el Seminario de la comunidad diocesana".

"La inmediata celebración del `Día del Seminario´", prosigue Mons. Diéguez, me ofrece la ocasión propicia para ponerme en comunicación con todo el presbiterio a fin de compartir con vo-

sotros mi preocupación y mi esperanza por esta institución diocesana, Este escrito sólo va dirigido a vosotros por dos razones especialmente:

Primera: Porque sois los "colaboradores diligentes de los Obispos y ayuda e instrumentos suyos, llamados a estar al servicio del Pueblo de Dios... En cada una de las comunidades de fieles hacéis presente, de alguna manera al Obispo, al que estáis unidos con confianza y magnanimidad, participáis en sus funciones y preocupaciones y las lleváis a la práctica cada día..." (LG 28).

Segunda: Porque el factor primero y más persuasivo de fecundidad de vocaciones sacerdotales, es "la vida misma de los presbíteros, su entrega incondicional a la grey de Dios, su testimonio de servicio amoroso al Señor y a su Iglesia. "Todos los sacerdotes son solidarios y corresponsables con (el Obispo)... en la búsqueda y promoción de las vocaciones presbiterales..." (PDV, 41).

Mons. Diéguez al destacar la evidente vinculación que hay entre el Obispo y su presbiterio, pone de relieve las consecuencias: la responsabilidad en la pastoral vocacional hay que compartirla. Y por eso añade: " La experiencia nos habla del gran influjo positivo del presbítero en el despertar de las vocaciones sacerdotales. Es difícil no encontrarse con un presbítero al hacer la historia del nacimiento y afianzamiento de una vocación sacerdotal". El Papa actual habla así del nacimiento de su vocación: "... en este camino me ayudaron dos cosas: ya desde la adolescencia, la ayuda de mis padres y del párroco... me ayudó la compañía de buenos sacerdotes...".

No es fácil, reconoce también el Obispo, el momento actual por las muchas dificultades que obstaculizan el nacimiento de las vocaciones sacerdotales, pero junto con la ayuda del Señor, hemos de atrevernos a hacer propuestas decididas a los jóvenes invitándoles a seguir el camino del sacerdocio. "No hay razón para la desesperanza y menos todavía para cruzarse de brazos.

El Obispo, que es muy pillo, escribió en esta ocasión "sólo a los curas" consciente de que esta temática -en la que está insistiendo tanto en las reuniones con ellos- encontrará abundancia de altavoces que transmitan idéntica preocupación a las comunidades cristianas y a las familias que las forman. Porque, aunque el tema atañe a todos, como dice el refrán "si el cura va a peces, ¿qué harán los feligreses?".

* Sacerdote y periodista