Opinión

PABLO LÓPEZ

El pabellón sin gradas

La ampliación del Ifevi, ese gran pabellón multiusos que iba a poner fin al déficit de infraestructuras culturales de la ciudad, el recinto que se propuso para una eliminatoria de la Copa Davis, el contenedor cuya acústica estaba diseñada para albergar grandes conciertos, la alternativa al fallido Auditorio por la vía rápida; ese prodigio de la versatilidad, acabamos de saber, carece de gradas. Resulta que o se quedaron por el camino, en alguno de esos reformados que tanto engordan a las constructoras, o jamás existieron, pero sólo es ahora, con la ampliación ya finalizada, cuando se da a conocer que el grandioso proyecto es una simple nave, un gran galpón; de singular interés para el Instituto Ferial, pero irrelevante para los ciudadanos a los que se vendió la moto de la multifuncionalidad.

El conselleiro de Industria ha pedido ofertas para dotar a la nave de gradas retráctiles. Sin ellas, estamos ante un pabellón similar a los que ya existen, en el que efectivamente se podrá programar un gran concierto como el que se llegó a deslizar para festejar el fin de las obras, aunque con sillas plegables y con una acústica más que dudosa, dada la inconclusión. Quizás por ello, el proyecto, despachado en su día como una versión viguesa del Coliseum coruñés, ha comenzado a funcionar en la reciente Conxemar y repetirá en Vigoferia en medio de un sigilo con sabor a clandestinidad.

Yo creo que harían bien en darle al bombo con un buen corte de cinta, para realzar que ese proyecto que se anunció como paradigma de la diligencia institucional, contrapunto ideal a los continuos retrasos del Auditorio, tampoco pita. Al fin y al cabo, si Corina Porro inauguró un ascensor, Fraga una biblioteca sin libros y Lois Castrillo un pabellón de deportes sin canastas, ¿por qué no inaugurar una tomadura de pelo sin tijeras?

pablolopez@farodevigo.es

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