Opinión
PABLO LÓPEZ
Pulpos y delfines
En menos de lo que canta un gallo sano, unos ridículos delfines y un pulpo elefantiásico se han apoderado de la Paellera y de la explanada del Náutico, respectivamente, en sendas demostraciones del estilo que impera en la ciudad. Frente a los que nada hacían, mandan ahora los que hacen demasiado, caracterizados por un inexistente sentido de la contención.
El repentino ataque de terror al vacío ha llevado a rellenar una maravillosa planicie con una discutible estatua a Verne, y una discutible Paellera con unos absurdos delfines. Todo ello en semanas, porque la Volvo nos tiene pasados de revoluciones y hacemos como esas abuelas que llenan la casa de abalorios cuando reciben visitas. Movidos por novecientos millones de ojos que nunca nos mirarán, la frenética carrera por reparar décadas de abandono derrapa en las curvas, para estamparse contra esta barroca obsesión por el mundo animal.
Este Vigo de oropeles que no entiende de minimalismos ha espantado al propio padre de la criatura, el premiado arquitecto que alumbró la rotonda y los jardines mancillados, a quien por supuesto jamás se consultó. Las prisas: el 12-N está a la vuelta de la esquina y, como dijo Arca, diseñadores somos todos.
Cierto que no hay nada peor que observar el deterioro sin plantar una flor, pero a veces es mejor quedarse corto que pasarse de largo.
pablolopez@farodevigo.es
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