Opinión

Las claves

Así pues, a la vista de lo que piensan casi todos los que en el PPdeG significan algo -y cuyas opiniones recoge este periódico- no hay que ser un superdotado para comprender que las claves de su próximo congreso estarán en el futuro más que en el presente y ya ni se diga en el pasado. Porque la coincidencia es general: el centroderecha gallego o se aggiorna en el fondo y en la forma o se va a quedar en la oposición más tiempo todavía de lo que calculan los pesimistas.

Algunos analistas, internos y externos, han ido más lejos y expuesto -dentro y fuera- que lo que se necesita ahí es una auténtica catarsis, concepto que varios de entre ellos, los más moderados, definen como refundación. En todo caso, y se llame como se llame lo que postulen, confluyen en la idea de que habrán de dejar el pasado en los libros de historia y a sus protagonistas en un lugar digno, pero de ningún modo en el timón; salvo que quieran acabar en la escollera, por supuesto.

El asunto es mucho más sencillo de decir que de hacer, claro, del mismo modo que resulta tentador insistir en que "después de Fraga, el partido". Es verdad, porque la figura individual de don Manuel, irrepetible, no puede sustituirse más que desde un esquema colectivo, pero a la vez es una hazaña, porque el auténtico problema de la derecha gallega ha sido siempre su incapacidad para unirse - la era de Fraga es una larga excepción que confirma la regla- y su facilidad para el canibalismo.

El trabajo para corregir todo eso es de fondo, y habrán de hacerlo quienes, aún vinculados con el presente, no tengan apenas huella en el pasado. Es una conditio inexcusable para abordar el otro gran desafío, que reside en la forma de hacer política; e incluso, apurando el argumento, también la selección del lugar donde habrán de poner más empeño. Que es la la Galicia urbana, entendiendo por tal la de núcleos mayores de treinta mil habitantes. objetivo que tiene una considerable dificultad.

Sin la menor intención de ofrecer un panorama tremendista, como se dice ahora, procede añadir otra reflexión: la de que el PP habrá de esforzarse en hallar una síntesis entre la necesidad de defender sus convicciones y el modo de hacerlo sin que parezca aislado u obstruccionista. Ésa es la trampa en la que lo tienen situado el PSOE y sus aliados, y habrá de encontrar el modo de salir de ella, porque aunque son ya cada día menos los que creen en el rollo ése del talante socialista, los conservadores parecen, aún, antes que firmes en sus ideas anclados en su terquedad.

Los señores Barreiro Fernández y Núñez Feijóo, que son los que de verdad se van a disputar el futuro popular, habrán de medir bien sus pasos y -además- el que gane debe pensar en el modo de abordar el "día después" para que no se le rompa el tenderete. Pero ésa es otra historia.

¿Eh...?

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