Opinión

ANXEL VENCE

Las aves van aviadas

Sometidos a toda suerte de controles gubernamentales, los pollos y demás bichos de ala y pluma empiezan a ser casi tan sospechosos como un sarraceno con mochila en la temerosa Europa. Y todo a causa de la llamada gripe aviar, que acaso sea uno de los más curiosos fenómenos paranormales de los últimos tiempos.

Paranormal es, desde luego, la psicosis que se está instalando en nuestro continente -España incluida-, aun a pesar de que no se haya detectado hasta ahora un solo caso de contagio a seres humanos. O de que sean poco más de sesenta los muertos que esta amenazadora plaga de origen volátil ha causado durante sus dos años de actividad en Asia.

Puede que la involuntaria culpa de este pánico la tengan los gobiernos. Véase, si no, el caso español. Bastó que el ministro o la ministra de cupo anunciasen que no existe el menor riesgo para que, de inmediato, los ciudadanos se lanzaran presos de pavor a las farmacias hasta agotar las reservas de vacunas contra la gripe.

Extraña reacción, desde luego, si se tiene en cuenta que la poción disponible sólo sirve como preventivo para el trancazo común; pero ya se sabe que el miedo es libre. Lo malo es que también las reservas de vacuna son limitadas, detalle que está obligando a las autoridades encargadas de la salud a insistir en que la vacunación tan sólo se recomienda a ancianos, niños, enfermos crónicos y algún otro de los llamados grupos de riesgo.

Mucho es de temer, sin embargo, que esas y otras recomendaciones surtan efecto más bien escaso cuando la psicosis está ya instalada en la población. El crédito de los gobiernos anda algo menguado a raíz de las muchas trolas que nos contaron sobre petroleros, guerras y estatutos, de modo que la ciudadanía tiende a no hacerles mucho caso. Ya pueden decir misa, que nadie parece dispuesto a comulgar con ellos.

Aun así, las autoridades más o menos competentes no paran de idear nuevas medidas de prevención contra la peste aviar que acecha las fronteras de Europa. En Alemania, un suponer, han decretado por ley que se encierre al gremio gallináceo en granjas, norma que no deja de suscitar algunas perplejidades. Al menos aquí en Galicia, donde la cría de pollos en cautividad dio origen hace ya muchos años a una potente industria avícola y huevera. Cuesta imaginar a un país tan próspero como Alemania repleto de gallineros artesanales al aire libre, pero esa ha de ser otra de las muchas curiosidades que está produciendo la extraña y algo fantasmal gripe aviar.

Más sutil que sus colegas alemanes, el gobierno de Galicia ha llevado su celo al extremo de controlar también el paso de las aves migratorias por este marítimo reino del noroeste. Además de aplicar todas las prevenciones internacionales para evitar el contagio de la gripe del pollo, la Xunta se ocupará adicionalmente de las aves de paso, por si estos inmigrantes aéreos pudieran dejar caer algún virus.

Aviado va el pobre gremio aviar. No sólo el pollo -al que se echa la culpa de todo-, sino también las cigüeñas, los estorninos, los gorriones y la innumerable legión de gaviotas que puebla Galicia se han convertido en agentes potencialmente sospechosos de propagar la más mortal de las gripes. A tanto ha llegado el pánico que hasta el zoológico de Vigo ha suspendido la recogida de aves abandonadas para hacer frente a la situación de emergencia.

No hay quien entienda a los humanos. Cuando la severa catástrofe del "Prestige", se invirtieron cuantiosos recursos -como es natural- en la salvación de las aves marinas a las que el chapapote había dejado en situación comatosa. Ahora ponemos a todo el gremio volátil bajo sospecha y, al paso que van los acontecimientos, ni siquiera hay que excluir la movilización de las fuerzas aéreas en el combate a la plaga aviar.

Lástima que Hitchcok ya no esté entre nosotros para filmar una segunda parte de "Los pájaros". Menudo taquillazo sería.

anxel@arrakis.es

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