Opinión

Y a la hora de pagar van y aparecen los papeles contradictorios

Como muy bien saben, ante las reclamaciones por daños presentadas por vecinos lesionados a causa de baldosas y demás elementos en mal estado al expediente que llega a la Junta de Gobierno acompaña un informe del servicio municipal correspondiente, que suele responder que si bien es cierto que la zona donde se produjo la caída se encuentra en mal estado, es visible a larga distancia y evitable guardando la diligencia debida.

Pero lo más curioso es cuando, en el afán por sacudirse el problema de encima sin una concesionaria a quien cargar el muerto, además de la exigencia de la diligencia debida, los afectados se encuentran con informes contradictorios.

Así, ante una reclamación por caída en la zona de O Calvario, el servicio de Vías y Obras, en dos informes casi consecutivos dice que el pavimento está en perfecto estado de conservación, mientras que un informe de la Policía Local hace constar la existencia de una loseta rota y la prueba testifical evidencia que las losetas estaban hundidas y no se pueden ver a distancia porque las piedras son casi todas iguales...

En fin, que habrá que salir a la calle con un notario...

Un par de cositas curiosas relacionadas con el agua...

El agua se está convirtiendo en un bien escaso, por mucho que estos días llueva que es un gusto. Y en torno al agua se están dando situaciones la mar de curiosas.

Una es que los vecinos de Vigo paguen -paguemos- por el líquido elemento más que los de las poblaciones limítrofes que se abastecen de agua, convenientemente tratada, procedente de los depósitos de O Casal. Eso, en plan castizo, es hacer el primo. Simplemente.

Y otra es que según el disqueseica que fluye por ahí, resulta que O Porriño, que recibe agua de Eiras, concesión de Vigo, a través de una derivación en Os Valos pero sin tratar, no la paga pero la reenvía a Salceda, que tiene problemas de abastecimiento. ¿Se la cobrarán?

Lo de O Castro para bodas viene de atrás, de la era Castrillo

Parez que el gobierno local no tiene muy claro qué hacer con el restaurante El Castillo, en O Castro, cuando le revierta la concesión. Son los problemas que se le plantean a uno cuando tiene demasiadas propiedades, porque hay que gastar mucha neurona de dios para dar uso al Rectorado, al Cambón y dentro de nada As Dornas en Samil, que siempre podrá acabar como palacete de verano.

Como todo parece indicar que no le van a meter la piqueta para dejar la muralla exenta -al menos que le soplen el añadido- dudan si dedicarlo a actos oficiales, recepciones, conferencias -se supone que a cobro revertido- y bodas. Se olvidaron de la posibilidad de los banquetes y los bautizos, que también dejan una pasta.

Lo curioso es que seguro que dormido en algún cajón de cualquier despacho de la planta noble hay un papel del gobierno bipartito donde ya se hablaba de destinar ese edificio a bodas, para aligerar el pazo de Castrelos y su museo y la planta décima del Concello, con el esperpento de novios e invitados compartiendo ascensores y espacio con la actividad fucionarial.

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