Opinión
JOSÉ MANUEL PONTE
Más que una coalición
Por fin, se ha formado en Alemania la "Grossen Koalitionen" (dicho en la lengua de Goethe, la expresión adquiere un tono imponente y algo barrigudo, como corresponde a los buenos bebedores de cerveza). No es una novedad histórica, la alianza coyuntural en el gobierno de demócrata-cristianos y socialdemócratas. Y ni siquiera es una novedad política, porque de hecho ambos partidos están más o menos de acuerdo en los fines aunque quizás no tanto en los métodos ni en los tiempos para alcanzarlos. (Recuerden si no aquella luminosa frase del señor Zapatero: "Yo tengo otro talante para hacer las cosas"). En realidad, la señora Merkel había propuesto en su programa muchas de las cosas que el señor Schröder ya había anticipado en el suyo, con el resultado de una escisión por la izquierda en su propio partido. Se marchó dando un portazo un personaje clásico de la socialdemocracia como Lafontaine y la popularidad del actual canciller cayó en picado, hasta el punto de que se auguraba una arrolladora victoria conservadora. Tan sólo la prisa por cobrar la pieza y la ingenuidad de desvelar sus auténticos propósitos, por parte de la señora Merkel provocaron una reacción en el electorado y las urnas nos trajeron un "empate técnico" entre las dos grandes formaciones. Dado que Sshröder nunca se avendría a formar una mayoría de izquierda con Lafontaine y sus nuevos aliados los ex comunistas, los alemanes se ven abocados a un gobierno de coalición social-conservador, presidido por una señora que se instruyó políticamente en las filas de las juventudes comunistas de la antigua RDA. La cantidad de ex comunistas que nutren los cuadros de los partidos conservadores en toda Europa, incluido el PP, es verdaderamente notable; lo que viene a demostrar que aquellos regímenes tan denostados por su ineficiencia económica tenían, en cambio, muy buena mano para la formación de excelentes matemáticos, músicos, bailarines, torneros, ajedrecistas, espías y cuadros dirigentes válidos para cualquier coyuntura. Por lo que vamos oyendo y leyendo, este nuevo gobierno alemán se centrará en la recuperación económica, la reforma laboral, los recortes sociales y en la reconducción del sistema federal, que se ha revelado bastante ingobernable. Bueno, a todo eso y también a establecer mejores relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, bastante deterioradas por la oposición alemana a la guerra de Irak. Algunos comentaristas aficionados a establecer paralelismos se preguntan si todos esos propósitos son trasladables a España y podemos poner de acuerdo al PP y al PSOE frente al estatuto catalán, un asunto que es objeto de grave preocupación en los cenáculos. Es difícil. Nuestra cultura política -es un decir- nos impide coincidir públicamente en aquellas cosas en las que estamos plenamente de acuerdo en privado. Más que nada por el qué dirán.
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