Opinión

XAIME FANDIÑO

Dale ilusión a la TVG

Hace años ya que nuestra cadena autonómica languidece de creatividad y, aunque las cifras de audiencia han apuntado habitualmente shares interesantes, la obsesión por mantenerlos a toda costa ha propiciado que las propuestas programáticas ofertadas estuvieran plagadas de temáticas redundantes. Como consecuencia, cualquier producto que se pudiera alejar de estos parámetros, o bien no tenía posibilidad de ser emitido en Galicia y navegaba en múltiples repeticiones a través del canal internacional de la TVG, o se veía abocado a instalarse en horarios intempestivos. Esta política de mantener las cifras de audiencia a cualquier precio estaba más orientada a conseguir una rentabilidad publicitaria que a conformar una verdadera televisión pública para Galicia, capaz de cumplir de forma plural las expectativas de la sociedad que contribuye a su mantenimiento.

Si en esta nueva etapa de gestión de la cadena autonómica se emprende, tal y como debe ser, una estrategia de programación más atenta y comprometida con las demandas de todos los sectores de nuestra sociedad, va a ser necesario, positivo y casi seguro que la cadena comience a perder cuotas de share. Es un precio que habrá que pagar -pienso que gustosamente- para que en muchos hogares, sobre todo urbanos, "a galega" vuelva a ser una verdadera opción en el dial televisivo. No es ningún secreto que en los últimos años, sobre todo en los extractos sociales más comprometidos, la fidelidad a la cadena se había fracturado, como ha sucedido con el público más joven, esos niños que formaron parte de la generación Xabarín y no encuentran hoy, a no ser por algún puntual producto de ficción, ofertas en la parrilla que conecten con sus gustos y expectativas.

De Xabarín pasaron a Luar y no encontraron nada por el camino. Y es que en estos últimos años en Galicia si eres músico, artista, científico, inventor o dramaturgo, salvo en espacios muy puntuales emitidos en horarios nada aconsejables, casi el único lugar que tienes para presentarte ante los gallegos es el programa de los viernes que hoy es Luar y antes fue -no lo olvidemos, para aquellos que hablan de su exclusividad- Venres Show. No quiero con esto decir que nuestra televisión se tenga que atrincherar y evitar cualquier roce con la cultura más popular. Muy al contrario, la TVG siempre ha albergado en su parrilla espacios de música popular y sus cifras de audiencia demuestran que así debe seguir siendo. ¿Cómo sino se explican las astronómicas cifras que gastan miles de comunidades de vecinos en nuestro país para que en sus fiestas patronales una serie de orquestas locales interpreten los éxitos de otros artistas? La mejor orquesta y la más solicitada es siempre la que consigue clavar mejor las piezas originales. Las versiones, las interpretaciones personalizadas, la creación y los temas propios no disponen aquí de su mejor auditorio, la capacidad de copia de los éxitos del momento es el baremo más importante para medir el éxito y el caché de estos grupos musicales. El gran problema del programa estrella de la TVG, como el de Supermartes, es que, aun siendo formatos asentados por sus índices de share, su permanencia se convirtió en una especie de monocultivo, en una parrilla sin otras ofertas complementarias, lo cual ha producido en los sectores más dinámicos de la sociedad un efecto generalizado de rechazo, de modo que de tanto llevar el cántaro a la fuente... hemos comenzado a perder perspectiva y durante estos últimos años la percepción de la cadena por el público ha pivotado sobre dos únicos referentes: "Jaioso e Piñeiro". Cada cierto tiempo un soplo de aire fresco y renovado viene bien para orear la sala y esto es lo que le iba haciendo falta desde hace algún tiempo a la TVG. Si bien sus directivos y concretamente Paco Campos -es importante dar al César lo que es del César- han cumplido con una ciclo importante desde el punto de vista de la conformación del sector audiovisual en Galicia en torno a ese motor que es la cadena autonómica, no es menos cierto que en los últimos tiempos la artrosis se había instalado en todas las articulaciones de la organización, agarrotada por un proceso de anquilosamiento que impedía la realización de movimientos significativos. El líquido sinovial ya no fluía y se detectaba una falta de ilusión generalizada en todos los ámbitos de la compañía que incapacitaba también a los gestores para ilusionar a las personas con propuestas e ideas renovadas. Y si bien la gestión es muy importante para cualquier organización, creo que en este momento lo más necesario para nuestra emisora autonómica, dado el nivel de desconfianza generalizada evidente en los pasillos de San Marcos, es la capacidad de contagiar ilusión. Por eso creo que la elección de Suso Iglesias como director de la cadena supone una bocanada de aire fresco, vital en este momento de asfixia creativa dentro del ente autonómico. Suso Iglesias es un profesional que, para empezar, conoce bien la casa -no en vano lleva más de una década en la emisora- y, tiene, además, el aval de unos credenciales creativos indudables: basta con recordar su dirección del espacio con más repercusión desde la puesta en marcha de la TVG, Xabarín. Ahora sólo queda que le dejen trabajar. A gestionar se aprende, pero ilusionar es más difícil y de esto sí que sabe Suso Iglesias.

*Profesor Titular de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad de Vigo

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