Lidia homini lupus

Ya dijo Hobbes que el hombre es un lobo para el hombre, y eso que el filósofo inglés no veía "Salsa rosa". La metáfora se le queda corta. El hombre, si se convierte en periodista del corazón, es algo mucho peor que un lobo para sus congéneres, como podemos comprobar gracias al revuelo que ha organizado Lidia Lozano con el asunto de la hija desaparecida de Albano y Romina.

Yo le tengo mucho cariño al lobo gracias a Félix Rodríguez de la Fuente ("el looooobo", gritaba el labriego) y a Jack London, que nunca imaginó dentelladas como las que se reparten últimamente en los platós. Lozano y los demás del gremio se han enzarzado en esta trifulca con una saña que horripilaría al animal más voraz. Estos periodistas no tienen ningún instinto primario que los disculpe. Ni hambre ni territorialidad. O quizá sí. Quizá sean depredadores intentando sobrevivir en un medio hostil.

Veo estos programas con el mismo interés con que David Atemborough observa a las hienas en la sabana. Cuando se abalanzan sobre el invitado de turno, aguanto hasta que la sangre del descuartizamiento me llega a los ojos. Entonces cambio para respirar. Muchos personajes se merecen la tortura, pero hasta por el más miserable siento piedad en esos momentos. Incluso por Aída. Sí, por Aída.

Hartos de despedazar a los demás, puede que sin carne fresca que llevarse a la boca, los periodistas del corazón han decidido devorarse entre sí. Emplean esa furia asesina que solían reservar para sus presas. A Lidia Lozano la muerden en los cuartos traseros y ésta se revuelve mostrando los belfos. Supongo que los registran al entrar en el estudio y se incautan de los objetos punzantes. Si Lozano hubiese dispuesto de un cuchillo, Angela Portero reposaría hoy en un nicho.

En el fondo es otra forma de alimentar el espectáculo e incluso se abaratan los costes al prescindir de terceros. La televisión exige a sus protagonistas que vendan su alma si quieren mantenerse en la cumbre. Y la mayoría ha decidido pagar el precio. Una vez más, homo homini lupus. Que aproveche.