Espiñeira es solo una aldea dentro de una parroquia de un municipio que no llega a los 30.000 habitantes. ¿Solo? ¡¡No!! Es mucho más que eso. Si el Concello de Cangas puede presumir de ser una villa olímpica y de éxitos deportivos es en gran medida gracias a la ría de Aldán-O Hío y al lugar de Espiñeira, donde se han cocinado a fuego lento, pero intenso, algunas de las medallas que ya adornan el palmarés de España en los Juegos Olímpicos. Tanto en los actuales de Tokio como en el resto de las ediciones del siglo XXI. En este lugar se criaron la palista y subcampeona olímpica Teresa Portela; el portero del Celta de Vigo y de la selección olímpica de fútbol Iván Villar; o el también palista Carlos Pérez “Perucho”, que el Pekín 2008 tocó la gloria junto a Saúl Craviotto. Es como si hubiese una especie de marmita en la que se cocinase una poción mágica como la de la famosa aldea gala de los célebres Astérix y Obélix.
Los vecinos de Espiñeira presumen con razón del éxito de una serie de deportistas que se criaron y crecieron entre ellos, al lado de una ría y playas que hoy se consideran casi paradisíacas. A los numerosos visitantes que acuden a disfrutar de este lugar no les queda duda de a donde van. Antes del inicio de los Juegos Olímpicos la asociación vecinal encontró un nuevo y original uso para uno de esos enormes cartelones de las obras del Plan Concellos de la Deputación de Pontevedra: el sitio perfecto para colocar una lona de apoyo a Teresa Portela e Iván Villar. “Orgullosos dos nosos olímpicos. ¡Sorte!”, rezaba el texto.
La palista llegó ayer al aeropuerto de Vigo después de disputar sus sextos Juegos Olímpicos y tras obtener por fin la deseada medalla. “Es el reflejo de todo lo que quería y el fruto del trabajo de 20 años en la élite”, manifestaba tras recibir un acto de reconocimiento en la sede del Comité Olímpico Español (COE). “La verdad es que he sido muy insistente en mi sueño, yo sentía que podía luchar por la medalla. Estoy muy orgullosa de haber insistido y resistido, a pesar de que en mi carrera hubo muchos obstáculos”, añadía.
Pero para reconocimientos el que recibió ayer de su gente nada más aterrizar en Peinador. Desde Aldán salieron dos autobuses con vecinos y deportistas del Club de Mar Ría de Aldán, que le organizaron un pasillo de honor con sus remos y luego regresaron en caravana. Un homenaje a la altura de una verdadera campeona olímpica.
Con 39 años la palista canguesa aún no tiene fecha de caducidad. O en todo caso no la fijará el DNI. Teresa Portela parece dispuesta a seguir paleando hasta llegar a París 2024. “Estoy súper contenta y esta medalla de plata ha sido un sueño, algo muy grande”, decía ayer. Un éxito que puede servir como el combustible y acicate necesario para alcanzar esas séptimas olimpiadas.
Ella ya sabe el color y el sabor de su medalla. Otro de los insignes hijos de Espiñeira y de la parroquia de Aldán, Iván Villar, sabrá mañana como será la suya. La selección española de fútbol disputará a las 13.30 horas (hora española) la final contra Brasil, actual campeona olímpica. Así que este lugar de Aldán y España ya tiene garantizada al menos una presea de plata.
Al currículum deportivo de Espiñeira aún se puede sumar una medalla más: el oro conquistado por Carlos Pérez Rial “Perucho”, junto a Saúl Craviotto, en el K-2 500 metros en Pekín 2008. ¿Cuál es el secreto de tantos éxitos deportivos concentrados en un lugar tan pequeño? “¡Quién sabe! A lo mejor son los mejillones de la ría de Aldán y de Pescados Marcelino”, decía ayer de buen humor Antonio Portela, el padre de Teresa Portela.
Es difícil encontrar otra localidad, sobre todo del tamaño de Cangas, con un idilio semejante con los Juegos Olímpicos. El deportista español más laureado en la historia de las olimpiadas es otro cangués: David Cal Figueroa. Él es de la parroquia de O Hío y al igual que Teresa Portela y Carlos Pérez “Perucho” comenzó a remar en el Club de Mar Ría de Aldán. David Cal tiene cinco medallas repartidas entre Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012. Un récord que este fin de semana podría igualar Saúl Craviotto... ¡y con ayuda canguesa!
La primera medalla del palista ilerdense fue en tándem con Perucho y este fin de semana remará en el K-4 500 con el también cangués Rodrigo Germade. Esta tripulación es una de las opciones más serias y firmes que tiene España para añadir una nueva muesca a su medallero en Tokio.
La armada de Cangas aún tiene un cuarto integrante que se puede subir al podio: Rodrigo Corrales. Es uno de los encargados de defender la portería de Los Hispanos, la selección española de balonmano. Ayer se toparon de nuevo con el muro de Dinamarca, que privó a España de la que sería su primera final olímpica y que garantizaba otra medalla. Los Hispanos tendrán que pelar mañana por el bronce contra Egipto.