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piragüismo

Antía Jácome, la fuerza que viene

La pontevedresa de 21 años finaliza quinta en C1200 en su primera experiencia olímpica, a solo dos décimas del bronce | La misma posición logró Carlos Arévalo en la final de K1 200

Antía Jácome, durantela final de C1 200. // EFE

Durante los Juegos Olímpicos, en esa búsqueda incansable del próximo medallista que invade a aficionados, periodistas y dirigentes, se vive obsesionado por el hoy y a nadie importa el mañana. Ayer fue un día complicado para la selección española en el canal de Tokio donde el piragüismo se prepara para las últimas jornadas de competición. En las previsiones estaba la más que probable medalla de Cubelos y Peña en el K2 1000 (llevaban años sin bajarse de un podio) y las interesantes opciones del betanceiro Carlos Arévalo y de Saúl Craviotto en el K1 200. Ninguno de ellos estuvo donde se esparaba. El gallego fue quinto y se quedó a dos décimas de la medalla de bronce, un resultado que puede resultar algo corto teniendo en cuenta la sensación de fortaleza que lleva dando desde hace meses cuando atropelló a sus compañeros de selección en el selectivo. Arévalo y Craviotto tenían una justificación y es que España lleva demasiado tiempo con casi todos sus sentidos puestos en el K4 500. Ese es el tesoro de la selección y también la fuente principal de desvelos. Arévalo aseguró ayer que llevaba demasiado tiempo priorizando el trabajo en equipo y la distancia de 500 metros y que eso le había restado explosividad, algo imprescindible en los 200 metros. Cuando quería empezar a acelerar ya se había terminado la prueba. Para el gallego y el leridano la obsesión es estar a la altura en las eliminatoria del K4 que arrancan hoy y rubricar su papel en la final de mañana.

Carlos Arévalo, durante la final de K1 200. EFE

Por eso en medio del desencanto generado por el resultado de los kayak, se pasó de puntillas en Tokio por el logro de una chica de 21 años de Pontevedra llamada Antía Jácome. La gallega, en su primera experiencia olímpica, no sólo logró meterse en la final sino que se quedo a únicamente dos décimas de la medalla de bronce tras una impresionante prueba en la que demostró que tiene la potencia y las ganas para ser muy pronto una de las referencias del equipo. Antía, que lleva desde los quince años viviendo en Sevilla para prepararse para experiencias como la de ayer, fue la última en subirse al vuelo con destino Tokio. En junio, muy pocas semanas antes de los Juegos, ganó en Verducido el selectivo para representar a España en esta distancia. Su presencia tenía más que ver con la idea de que ganase experiencia y conociese los sentimientos que se activan por el hecho de competir en unos Juegos Olímpicos. Pero la respuesta de la palista del Ciudad de Pontevedra estuvo muy por encima de lo que se esperaba en el entorno de la selección. Antía representa el futuro y en París espera confirmar su progresión. En Francia tiene dos oportunidades: volver a palear en la prueba individual y hacerlo también en el C2 200 junto a Antía Otero, la chica con la que comparte nombre, localidad de origen y club. Suyo es el futuro del piragüismo español.

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