Adrián Ben, primer español que competía en una final olímpica de 800 metros, se regaló un glorioso quinto puesto el día en que cumplía 23 años, en una final que terminó con doblete keniano. Emmanuel Korir (1.45.06) y Ferguson Rotich (1:45.23) llegaron por delante del polaco Patryk Dobek (1:45.39), el australiano Peter Bol (1:45.92) y Adrián Ben (1:45.96).

El atleta de Viveiro había logrado ya un hito histórico al meterse en la final. Hasta estos Juegos de Tokio, las semifinales habían sido una barrera infranqueable para el atletismo español. Y sólo dos habían llegado a la penúltima ronda: Tomás de Teresa, cuarto en la primera semifinal de Barcelona 92 con 1:46.08, y Antonio Reina, tercero en la semifinal 1 de Atenas 2004 con 1:46.17.

Con la séptima marca del año entre los ocho participantes, Ben se enfrentaba, desde la calle siete, a un reto descomunal ante atletas muy cuajados en lides internacionales que le sacaban la cabeza.

Como en su semifinal, estaba a cola del grupo cuando apenas había recorrido 200 metros, pero en el 400 (53.76) había progresado dos puestos. Al salir de la curva llegó a ponerse a la altura del cuarto, y en el esprint, que se le hizo largo, solo cedió una plaza para terminar en un majestuoso quinto con 1:45.96.

En los Mundiales de Doha 2019 Adrián Ben ya hizo historia al ser el primer ochocentista español en una final desde que lo estuvo Tomás de Teresa, en este mismo estadio de Tokio, hace 30 años.

Ben, en el día de su 23 cumpleaños, acarició incluso un regalo mejor. “Se me han quedado ahí las medallas y nunca sabes cuando vas a volver a unos Juegos y menos en una final”, dijo desconforme pero feliz por estar disfrutando de un momento único de su carrera deportiva. El atleta se enfrentó a esta final olímpica “preparado para cualquier cosa y correr lo más digno posible”.

“Estoy sorprendido porque me esperaba una carrera más rápida por parte de los keniatas, quería dar lo máximo posible, corro para ganar y la ambición me caracteriza”, afirmó tras salir de la pista en el Estadio Olímpico de Tokio.

“He salido a ritmo, un pelín más fuerte porque a tonto el último”, explicó risueño de su estrategia a los medios y remarcó: “No quería irme al suelo”.

Cuando faltaban 100 metros de carrera, el gallego reconoció que por un momento vio “medalla” pero a falta de 50 metros, “se me han empezado a hinchar las piernas” y no pudo llegar a puestos de podio.

De la “piña” que se ha dado al llegar se reía y mostraba los moratones a los periodistas, gajes del oficio o como él mismo, afirmó: “Muhammad Ali decía que el sufrimiento es pasajero pero la gloria es para siempre”

Una gloria que lamentó no poder compartir en vivo con sus padres: “Les intentaba buscar, para ir a darles un abrazo, un beso, disfrutarlo con ellos, estar aquí es gracias a ellos e intentaremos estar en París para que ellos estén en Paris y darles la alegría más grande posible”.

De Tokio se lleva el haber aprovechado al máximo la oportunidad y cree que esta pequeña disconformidad le ayudará a seguir entrenando muy duro.

En los Mundiales de Doha 2019 Adrián Ben ya hizo historia al ser el primer ochocentista español en una final desde que lo estuvo Tomás de Teresa, en este mismo estadio de Tokio, hace 30 años.