Subida a un escenario desde los 9 años, Irene Escolar vuelve a la televisión después de un tiempo centrada en el cine y el teatro para embarcarse en 'Dime quién soy', un viaje que ha sido como un "máster" para la actriz: "He aprendido a contar a través de la cámara", ha dicho a Efe.

Irene Escolar (Madrid, 1988) recibía hace unos años, en 2016, el premio Goya a la actriz revelación por la película 'Un otoño sin Berlín'. Ese mismo año, la Agencia EFE celebraba la segunda edición de los Premios EFE Cultura donde, casualmente, Escolar y la escritora Julia Navarro eran reconocidas por sus trabajos en interpretación y literatura, respectivamente.

De esa absoluta y preciosa casualidad se establecería la primera conexión entre Escolar y Navarro, donde la escritora ya veía a la actriz como su Amelia Garayoa: "Julia se me acercó y me dijo 'Tengo esta novela, 'Dime quién soy', me gustaría hacértela llegar porque si algún día esto se adapta yo siempre te he tenido a ti en la cabeza como Amelia'", ha contado la actriz a Efe en una entrevista.

La actriz, perteneciente a una de las sagas teatrales más importante del país, los Gutiérrez-Caba, ya había fascinado a la crítica con su Juana I de Castilla en la serie 'Isabel' así como en sus diferentes trabajos sobre las tablas, pero, sin embargo, ha reconocido que tras leer la novela nunca imaginó que ese "sueño" de ser Amelia Garayoa llegaría a materializarse.

"Terminé la novela y lo primero que pensé fue '¡Qué precioso que Julia me tenga en mente pero qué bien lo va a pasar Natalie Portman o Keira Knightley cuando alguien, en Estados Unidos, decida armar esa historia'", ha apuntado la actriz. "Nunca pensé -ha añadido- que fuera a materializarse porque siempre pensé que era demasiado grande".

"Que te caiga un proyecto así, un sueño en el que tienes que abarcar los 50 años de la vida de una mujer, pasando por toda la historia de Europa, con tanto recorrido, muchos matices y un montón de trabajo y retos por delante me parece casi imposible", ha añadido la actriz.

Julia Navarro siempre imaginó a Irene Escolar como la Amelia Garayoa de la pantalla, como también ha contado a Efe la escritora en una entrevista, y ese deseo terminó cumpliéndose, algo que ha hecho a la actriz enfrentarse al proyecto desde el "agradecimiento". "Así es como me he enfrentado al rodaje, desde ese lugar de pasión y de agradecimiento por una oportunidad así que hasta ahora no me había llegado", ha contado la actriz, para quien el trabajo previo para construir el personaje fue "muy exigente".

"Han sido tres meses de preparación antes de comenzar el rodaje, el trabajo de guion, el trabajo de dramaturgia actoral (€), muchos ensayos con Eduard (Cortés) y los actores para 'cotidianizar' el lenguaje y mucho trabajo de documentación por mi parte", apunta.

La actriz ha contado que dedicó mucho tiempo a leer biografías de "mujeres que sobrevivieron a los gulags - Campos de prisioneros de la antigua Unión Soviética-", libros relacionados con el nazismo, así como la biografía de María Teresa León, mujer de Rafael Alberti, "Memoria de la melancolía" por el referente de mujer "tan parecido al de Amelia al inicio de la serie".

Ha recordado una conversación "en concreto" con Julia Navarro, donde la escritora le dio las "claves, bastante íntimas" de Amelia así como el "trabajo de terreno" con el director, Eduard Cortés, con el que pasó horas y horas hablando.

En la serie la actriz llega a manejarse hasta en cinco idiomas -español, francés, inglés, ruso y alemán-, algo "muy divertido" para ella, que estudió filología, pero el verdadero reto fue transitar por tantas épocas y a lo largo de 50 años de la vida de una mujer que se ruedan de manera no cronológica. "Una mañana haces un capítulo que ella tiene 20 años y por la tarde otro en el que tiene 40. O tienes muy claro lo que a ella le ha ocurrido exactamente en cada momento y muy claro por dentro cómo transitarlo o eso se hace imposible", ha reconocido la actriz.

Resulta interesante, por otro lado, descubrir que Escolar se memorizó "los nueve capítulos como si fueran una obra de teatro", que el rodaje se llevo a cabo en "ocho meses rodando todos los días" y que, gracias a eso, la actriz aprendió a relacionarse "con la cámara de otra manera". "Tu relación con la cámara termina siendo como de amistad. He aprendido mucho a estar en un set, he aprendido a contar a través de la cámara. Ha sido una especie de máster y creo que es muy difícil que te toque algo así", ha concluido.