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La crítica de Monegal: aproximación (superficial) al miedo

"La ‘terribilità’ es una herramienta. Mal asunto cuando el pueblo pierde el miedo. El miedo es la emoción política más potente"

Antonio Canales teme los cementerios.

Acaba de estrenar la cadena Cuatro el programa ‘Los miedos’. Consiste en sacar famosos o famosetes que tienen pánico a alguna cosa, y la gracia es hacerles pasar por ese trance, a ver si lo superan.

Fabiola Martínez, exesposa de Bertín Osborne, tiene miedo al agua, a la profundidad acuática, y la han sumergido en una piscina para que lo supere. A la actriz Loles León la han subido a la azotea de un rascacielos a ver si vence su pánico a las alturas y al vértigo. El bailaor Antonio Canales está aterrorizado con los ataúdes, las funerarias…, no ha asistido nunca a ningún entierro, ni al de su padre, y jamás ha pisado un cementerio. O sea que Canales no ha entendido que es precisamente en los cementerios donde se respira la paz más hermosa.

Resumiendo: este programa solo es un pretexto para hacer espumas con las propias figuritas que conforman el universo Mediaset. La próxima semana, por ejemplo, ya nos han adelantado que nos contarán lo que le da miedo a Chelo García Cortés. O sea que todo esto va a consistir en un desfile de criaturitas de este imperio, un paisaje humano superficial, intrascendente, poco ambicioso. Esto del miedo, del pánico, del pavor, merecía un repertorio de afectados de mayor trascendencia. En un interesantisimo estudio del profesor José Antonio Marina (‘Anatomia del miedo’, Anagrama, 2006) nos cuenta cómo instruía Maquiavelo a sus principescos discípulos imaginarios. Les decía: "La ‘terribilità’ es una herramienta. Mal asunto cuando el pueblo pierde el miedo. El miedo es la emoción política más potente".

Ahora mismo en TV-3 se mantiene muy vibrante lo del espionaje o ‘Catalangate. Toda la cadena lo está visibilizando ampliamente desde hace una semana. Se transmite miedo. El miedo a seguir siendo espiados. Y al mismo tiempo se inculca en la audiencia el sentimiento de intolerable afrenta de España contra Cataluña. Esta combinación, miedo y ofensa, siempre funciona muy bien. Otra noticia que también les hace vibrar es que Puigdemont renuncia a la presidencia de Junts. Aquí transmiten esperanza en lugar de miedo. Dicen que así podrá dedicarse plenamente a ser el presidente del Consell de la República. Creo que se equivocan descartando en este caso el factor miedo. Es precisamente el miedo a quedar en el olvido lo que mueve a Waterloo. Y se inventan sonoras repúblicas inexistentes.

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