Ya es oficial. De ser uno de los malos de la saga Star Wars, Boba Fett se ha pasado al lado de los buenos en las nuevas series de televisión para la plataforma de Disney. El lado oscuro parece haber quedado en el pasado en el renacimiento televisivo de su personaje. El libro de Boba Fett acaba de culminar su temporada con un final que ha dejado satisfechos y con ganas de más a los más escépticos. Tampoco es que fuera uno de mis personajes favoritos de la saga y no terminaba de encontrarle la gracia a una serie en la que Boba fuera el protagonista. Pero la serie ha ido de menos a más semana a semana, para marcharse por todo lo alto.

Aunque Boba ya apuntaba maneras para su camino hacia la redención en la segunda temporada de The Mandalorian, la escena postcréditos del último episodio nos lo mostraba ocupando el sillón de Jabba el Hutt y dispuesto a heredar su imperio criminal. Pero no hay que olvidar que quizá su carrera como malo estaba un poco sobrevalorada y por lo tanto ha sido fácil alejarle del mal camino. Cierto es que nos dejó a todos con el corazón en un puño cuando se llevó el cuerpo de Han Solo (Harrison Ford) congelado en carbonita en el final de El Imperio contraataca, pero luego tuvo la más ridícula de sus muertes cuando cayó a las entrañas del sarlacc, donde conocería una nueva definición de dolor y sufrimiento que debería durar una digestión de mil años. Al final no ha sido un milenio el tiempo que ha pasado Boba Fett en las tripas del bicho. Aunque ya los seguidores de Mandalorian sabíamos que escapaba de allí, ignorábamos cómo logró hacerlo. Algo que nos cuenta la nueva serie de Disney y donde se explora también el camino a la redención del antaño despiadado cazarrecompensas. Me parece un poco irónico o contradictorio que haya descubierto su lado más sensible conviviendo una temporada en el desierto con los moradores de las arenas (me resisto a llamarles tusken). ¿Pero éstos no eran de los malos también?

Con El libro de Boba Fett, Star Wars vuelve al terreno del western y a lo largo de la temporada, pero sobre todo en el último episodio, hay secuencias inspiradas en títulos clásicos del género. La batalla final tiene ecos del duelo en el OK Corral o El Dorado de Howard Hawks y hasta de Los siete magníficos. Aunque ese villano final rescatado de las series de animación bien podría ser el pistolero que que Henry Fonda inmortalizara en Hasta que llegó su hora (Sergio Leone). No hay que olvidar que Jeremy Bullock, el actor que se puso el casco del personaje en la trilogía original, se inspiró a la hora de interpretarlo en aquel vaquero solitario que vimos con el rostro de Clint Eastwood en la gran pantalla.

La leyenda detrás de Boba Fett debe mucho al trabajo de Bullock, aunque desde las precuelas ha sido Temuera Morrison el actor que ha heredado su armadura. En realidad, Morrison interpretó a Jango Fett en las películas, el padre de Boba y cuyo código genético sirvió para clonar a las tropas de asalto del Imperio. Ahora retoma al personaje en una serie en la que, en teoría, debería ser el protagonista absoluto. Una ilusión que se diluye en cuanto vuelven aparecer el Mandaloriano Pedro Pascal y Baby Yoda, para recordarnos que lo que estamos viendo es un spin off de la otra serie y que estos episodios son un aperitivo para la tercera temporada.

Pero que no se nos espante nadie con esto de las referencias al western. La serie está llena de guiños a la saga cinematográfica y algunos de sus momentos más recordados. Buena parte de la temporada es un homenaje a la secuencia con la que arrancaba El retorno del Jedi y el rescate de Han Solo en el Palacio de Jabba. No queremos hacer spoilers pero solo diré que hay de nuevo un rancor en las mazmorras de la fortaleza. Amaestrado por Danny Trejo. Incluso en el quinto episodio nos encontramos con otro guiño a todos los que disfrutaron de la carrera de vainas de Tatooine en La amenaza fantasma. Pero claro no hay mayor homenaje que traer de vuelta a uno de los personajes más emblemáticos de la trilogía original, cuyo regreso sorpresa rejuvenecido gracias a la tecnología ya tuvimos en el final de The Mandalorian.

La aparición de Luke Skywalker (Mark Hamill) en estas series de televisión viene a ser como el sello de que lo que estamos viendo tiene el sello oficial de Star Wars. Me pregunto qué hubiera pasado en el caso de producirse el encuentro entre Luke y Boba, ya que antaño fueron enemigos. Aunque los haters de la película Los últimos Jedi no dejan de pensar en qué diferente habría sido en manos de otro director. Personalmente pienso que el film de Rian Johnson no fue lo peor de las secuelas de Disney, sino que fue con la última película (El ascenso de Skywalker) donde comprobamos que no había una historia planificada para contar en la última trilogía. Cada director fue improvisando sobre la marcha e incluso despreciando el trabajo que habían hecho sus antecesores. Parece que los errores no van a repetirse en la expansión de la franquicia galáctica que desarrolla Disney para su plataforma. Jon Favreau y Dave Filloni se erigen como los nuevos arquitectos de la saga para la pequeña pantalla. La próxima cita en el calendario la tenemos el 25 de mayo con el estreno de la serie de Obi Wan Kenobi donde Ewan McGregor y Hayden Cristensen volverán a ponerse en la piel de los personajes que interpretaron en las precuelas. Parece que La Fuerza nos acompañará durante bastante tiempo.