Es posible. Es posible hacer un programa de magia que no tiene magia, ni encanto, ni lo que esperas de un programa de magia que se llama 'Pura magia' y emite La 1. Detrás está la productora de ese señor arrogante al que TVE le ha dado un cuartelillo excesivo, don Javier Cárdenas. Obviemos el dato y centrémonos en lo visto y oído en el estreno el martes, con poca audiencia, señor Cárdenas, con poca audiencia. Lo de la magia es lo que le faltaba a los aspirantes patrios con dotes de mago para formar parte del grupo de aspirantes patrios con dotes para el baile, la música -o como haya que llamar a lo que escuchamos en programas donde la música es una zorra barata-, los toros -hay o hubo en Canal Sur un formato que contemplaba la crianza de toreros, como hay conejeras para que los conejos aprendan a ser conejos y no avestruces, o con dotes para la política.

TVE ha erigido una escuela para magos con profesores que moldean a los futuros competidores. Mal rollo. Están la maga Inés, Miguel Ángel Egea y Luis Pardo. Y el intenso Anthony Blake -no sonríe por si, al reír, el rollo ese del mentalismo se le viene abajo-. Falta alguien más, y prometo que no es Mario Vaquerizo, aunque podría, porque sólo un mago de lo estúpido como él podría tener el predicamento que tiene el fulano. Se trata de Poty, coreógrafo y tal. Los aspirantes hacen sus trucos de magia ante el jurado, que valora, decide, y expulsa o premia dejándolos una semana más en la escuela como el jurado de 'Masterchef' los deja en la suya. Vengo a decir que la mecánica es conocida. No hay emoción, ni magia. Por cierto, hay partidos políticos que deberían de estar en 'Pura magia' explicando sus trucos -con la justicia, con el dinero-.