Netflix trabaja en un proyecto de ficción sobre uno de los crímenes más mediáticos de la última década. La compañía de streaming ha confirmado la puesta en marcha de 'El caso Asunta', una miniserie sobre el asesinato de la pequeña Asunta Basterra en el año 2013. La serie, producida por Bambú Producciones, contará con Candela Peña Tristán Ulloa en los papeles de Rosario Porto y Alfonso Basterra, los padres de la niña.

La serie, adelantada por Fotogramas, se rodará en localizaciones de Galicia y contará con Ramón Campos como productor ejecutivo. Hace cinco años ya estuvo al frente de 'Lo que la verdad esconde: el caso Asunta', una serie documental de cuatro episodios sobre el mismo caso que se emitió en Antena 3.

En declaraciones recogidas por Netflix, Campos avanza que la serie contará con "mucho material" recopilado durante el proceso de investigación que, finalmente, no pudo incluirse en la mencionada docuserie. "Desde Bambú Producciones afrontamos este nuevo proyecto de ficción junto a Netflix con muchas ganas", afirma el productor.

Por otro lado, también reacciona a la elección de los actores que darán vida a los protagonistas de la historia: "Estoy feliz de reencontrarme con Tristán Ulloa tras ‘Fariña’ y de recibir en Bambú a Candela Peña, de cuyo trabajo soy fan desde hace muchos años".

El caso Asunta

El 21 de septiembre de 2013 Asunta Basterra desaparecía de forma misteriosa. Unos días después su cuerpo era encontrado en una pista cerca de una de las casas de la familia. Han pasado diez años de este crimen que conmocionó a España y a la sociedad compostelana y todavía se desconocen cuales fueron los motivos que llevaron a cometer este tremendo suceso.

El jurado declaró, por unanimidad, culpables de la muerte de su hija a Asunta a Rosario Porto y Basterra. Los padres de la niña fueron condenados a 18 años de prisión. A pesar de que el caso está cerrado, han permanecido en el tiempo una serie de dudas sobre las circunstancias en las que se produjo el asesinato. Nunca quedó claro cuáles fueron las causas que llevaron a Porto y Basterra a realizar semejante acto, al igual que no se aclaró cómo el cadáver de Asunta apareció a varios kilómetros de la casa de Teo en la que se cometió el crimen. Tampoco cómo Rosario, de complexión física débil, pudo introducir el cuerpo sin vida de su hija en el maletero de su coche y trasladarlo hasta un camino apartado. Siempre sobrevoló la sospecha de que Basterra estuviese en el lugar de los hechos, extremo que nunca se pudo demostrar.

La sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago, condenó en su día a 18 años de prisión a cada uno de los padres de Asunta por el asesinato de la niña, teniendo en cuenta además la agravante de parentesco. La sentencia consideró probado que los acusados suministraron repetidamente a su hija, desde al menos tres meses antes del fallecimiento, un medicamento que contenía Lorazepam. Más tarde, el Tribunal Supremo ratificaría por unanimidad la condena por el asesinato. Consideraron que el padre actuó en plano de igualdad con la madre. Para el Supremo, Basterra no solo es quien compró e hizo acopio del Orfidal que suministraban a Asunta, también era quien tenía consigo a la niña los días en que ésta aparecía mareada.