En los últimos meses se ha hablado mucho sobre el futuro de Jorge Javier en Mediaset. La salida de Paolo Vasile ha revolucionado el grupo empresarial y uno de los grandes afectados se ve que está siendo el catalán y su programa. Aunque el presentador tiene un año de contrato garantizado, los últimos movimientos de la empresa con el veto a 13 famosos y el nuevo código ético que prohíbe a los presentadores hacer alegatos políticos en programas de entretenimiento, le ponen contra las cuerdas.

Una situación complicada que hace peligrar todavía más la continuidad de 'Sálvame' y de la que son conscientes sus trabajadores. Casualidad o no, Jorge Javier ha escrito una profunda y sincera carta sobre su vida profesional en su blog de 'Lecturas' y que puede guardar muchos mensajes.

"Digo adiós a una época vibrante en la que el trabajo no me dejaba tiempo para pensar. Vivía encadenando audiencias millonarias, instalado en una ola frenética de sensaciones que me zarandeaba con fuerza de una emoción a otra", comienza diciendo. "Fueron años tan divertidos como apasionantes. Me bebí la vida a borbotones. Pero ya todo eso pasó y no lo echo de menos. No quiero volver ahí. Ya estuve."

"Dejo atrás de manera consciente una época en la que he ido enlazando proyecto profesional tras otro porque necesitaba esa adrenalina que ofrece un reto para seguir levantándome por las mañanas. No sabía vivir de otra manera", confiesa. "Se acabó lo de compaginar televisión con una obra de teatro y arañarle tiempo a los días y las noches para escribir un libro. Ya sé el gustito que genera levantarte con audiencias estratosféricas. Conozco la incomparable sensación que te produce la ovación de un teatro abarrotado. Pero ahora que no tengo ni lo uno ni lo otro me resulta muy tranquilizador pensar que no lo echo de menos."

Te puede interesar:

"Sin embargo para mí vivir tiene mucho más que ver ahora con todas aquellas cosas que damos demasiadas veces por supuestas: despertarse por las mañanas, poder hablar con tu madre, disfrutar de charlas reparadoras con un café y pasear siendo consciente de lo maravilloso que es disfrutar el camino", destaca Jorge Javier.

"Al final decido no ir al bar donde me dio el ictus. Para qué. Ese “yo” murió ahí y nunca me ha apasionado visitar cementerios. Aunque estén ubicados en un bar, que es uno de los lugares que más amo en el mundo", concluye.