Los concursantes de Supervivientes llegan a la isla con una apariencia y vuelven a España irreconocibles.

La última edición del reality más exitoso de Telecinco fue más larga que cualquiera de las anteriores y mantuvo a sus concursantes en Honduras 101 días.

Antes de volver les llevaron un espejo a la isla y, mientras Olga Moreno reconoció que el resultado "le gustaba bastante", concursantes como Tom Brusse se quejaron de su mal aspecto "Tengo la cabeza de un hombre de mi edad y el cuerpo de un niño de 10 años", lamentaba.

Romina Malaspina Telecinco.es

A partir de entonces a muchos de ellos se les pierde la pista y otros siguen alimentando su fama y saben sacarle rentabilidad. Antes tenían la oportunidad de quedarse en los platós de televisión, pero ahora las redes sociales son el mejor trampolín para seguir generando ingresos.

Romina Malaspina, una de las concursantes más polémicas del programa de televisión, es un caso muy particular.

Ha pasado de ser la concursante más conflictiva de Supervivientes 2018 a presentar los informativos en su país de origen, Argentina.

Las críticas al físico de Romina Malaspina

La joven de 27 años atesora 2,7 millones de seguidores en Instagram y sigue ascendiendo a una velocidad astronómica dado que sabe cómo dinamizarlas y sirve contenido a diario.

Ella, que se describe como "modelo de élite", no tiene ningún reparo en reconocer sus retoques estéticos y hablar sobre ellos, una cualidad que llama poderosamente la atención en la red social.

Desde su expulsión de la isla se operó la nariz, los labios, las orejas, los pómulos y la mandíbula.

Su último cambio de imagen fue más discreto: se tiñó de un color más oscuro y no tardó en compartir el resultado en la red social.

Sus seguidores reaccionaron al momento y, aunque a muchos les gustó el resultado, otros todavía critican que la joven haga lo que quiere con su cuerpo:

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Algunos se permiten la libertad de hacerle recomendaciones: "No te retoques más", pero hay quien cuestiona su belleza:"¡Con lo guapa que eras!".

Malaspina no se corta y defiende su derecho a hacer lo que quiera con su vida sin tener que ser juzgada por ello: "Qué bien se siente ver a tanta gente preocupada por mi rostro en lugar de por sus vidas. No sabía que era tan importante... ¡Gracias!".