Pepe Navarro fue, hace unas semanas, el segundo de los famosos desenmascarados en Mask singer. “Si nos hubiese parado la policía de camino al plató, seguro que nos habrían llevado al calabozo. Pensarían que éramos terroristas o que íbamos a cometer un asalto”, bromeaba al quitarse la máscara quien fuera el presentador de Esta noche cruzamos el Mississippi.

Navarro hacía referencia a la particular indumentaria que las celebrities del concurso de Antena 3 utilizan desde que salen de casa hasta que, una vez en el camerino, ocultan bajo su vistoso disfraz: casco con visera oscurecida, túnica, guantes, pasamontañas y una sudadera negra con el mensaje: “No hables conmigo”. Es el “uniforme de tránsito”, como lo llaman en el equipo de Mask singer, la primera de las muchas medidas de seguridad con las que cuenta el show para mantener oculta la identidad de sus vips.

Mantener bajo llave los nombres de los famosos es la base de su éxito, y por eso tanto la productora Fremantle como Antena 3 han acotado al máximo la lista de personal al tanto del secreto, además de blindar el misterio haciendo firmar un estricto contrato de confidencialidad. En el primer momento, solo lo conocen seis personas, entre los tres directores, el productor ejecutivo que cierra los cachés y dos personas de la cadena. Luego el número se amplía hasta llegar a unas 20, incluyendo el coaching vocal (el ex-Auryn Carlos Marco) con el que los vips preparan las canciones, la persona de producción y la de vestuario que les ayudan en los camerinos y el equipo que presencia el momento en el que las celebrities se quitan la careta. En ese instante crucial el público tiene que abandonar el plató y es sustituido por personal de la productora. "Sus caras de sorpresa son recursos grabados antes", desvela a este diario Mario Briongos, uno de los directores de Mask singer, que recalca que la parte final “la edita un equipo independiente”.

"La cara de sorpresa del público son recursos grabados antes"

Ni siquiera el presentador, Arturo Valls, conoce la identidad del famoso. Solo se lo chivaron por el pinganillo segundos antes en el primer programa, en el que fue descubierta Georgina Rodríguez. “Se lo dije por prudencia, por si se quedaba en blanco, pero me pidió que no se lo dijera más, porque quería vivir la emoción hasta el final”, dice Briongos.

La llegada al plató de los famosos también es peculiar. Siempre los lleva el mismo conductor, que no conoce el lugar de recogida hasta pocas horas antes. Al llegar, el chófer cierra la furgoneta y guarda las llaves en una caja con un código. Tras alejarse del vehículo, avisa a su pasajero indicándole vía Whatsapp la clave para acceder a la llave que le abrirá la puerta de la furgoneta, donde le espera su “uniforme de tránsito».”

Una vez en el plató, los vips son trasladados a un búnker donde están los camerinos, “a los que nadie puede entrar, solo las personas que tienen una determinada pulsera”, señala Briongos. En los pasillos no pueden hablar más que con los directores. Además, se les desconecta la localización del móvil.

Todo un Cluedo de los famosos convertido en show de TV.