A David Adán, ganador de ‘El puente’, "en ningún momento" se le pasó por la cabeza quedarse con los cien mil euros que contenía el cofre, que repartió en forma de premios y castigos "de forma justa y con el corazón".

Aunque sí cambió de opinión sobre su pensamiento inicial, debido a la actitud de Clyde, Jo y Raúl, este madrileño de nacimiento y valenciano de adopción, viajero empedernido de 34 años para quien la victoria fue "una sorpresa". Del primero, al que menos dinero dio (4.500 euros) dice en una entrevista con Efe que "fue el que menos se esforzó con diferencia", y a los segundos les recrimina "falta de humildad" y escasa capacidad de trabajar en equipo.

"Había dicho que lo repartiría a partes iguales en caso de ganar, pero cambié de opinión e hice el reparto que creía justo y con el corazón. Creo que ninguno de mis compañeros se pudo ir enfadado o triste", explica quien fue elegido por el resto en una segunda votación tras el triple empate con Juan y Raúl.

Adán se quedó con 16.200 euros que destinará a la hipoteca de su vivienda y dio la mayor cantidad (6.300 euros) a su amiga Wafa, con la que sigue en contacto al igual que con otros miembros de "su" grupo, 6.000 euros a Jo y a Raúl a modo de "collejita final" y 6.100 a cada uno del resto de concursantes.

Sus roces con Jo y Raúl han sido evidentes para todos los espectadores de este concurso de telerrealidad que ayer terminó en #0, producido por Movistar+ en colaboración con Zeppelin TV y conducido por Paula Vázquez. Sus dos rivales le reprocharon concursar con una estrategia definida y él les acusa de exceso de ego: "La gente se tiene en mucho valor y está bien, pero no lo está menospreciar al resto".

No querer compartir conocimientos con sus compañeros, como el de hacer nudos de los que finalmente se encargó David, "los convirtió en villanos". "Mi estrategia la definieron ellos, fue involuntaria. Me nació de sus caracteres y sus modos de trabajar en equipo".

Choques "normales" entre personalidades muy diversas aparte, para David Adán "El puente" ha superado "todas" sus expectativas "con creces". "Quería vivir algo intenso de convivencia para conocerme mejor a mí mismo. Y estoy muy orgulloso de lo que he visto, no cambiaría nada de mi paso por el programa. Espero que todos hayamos aprendido algo", manifiesta.

Entre los peores momentos de este mes de concurso en un paraje de la Patagonia argentina, destaca cuando los 15 participantes supieron la mecánica del programa: que tenían que construir un puente de 300 metros que les conduciría a un cofre con cien mil euros, que serían ellos mismos quienes votarían al ganador y que éste podría optar por quedarse el importe íntegro o repartirlo cómo y con quien quisiera.

"No soy competitivo, soy el antagonismo de eso. Pero vi que era un gran partida de póquer y eso me descuadró", reconoce quien en el otro lado de la balanza pone "las risas con Anita, las conversaciones preciosas con Wafa o aprender cosas como hacer nudos y ser capaz de unir plataformas bajo una tormenta".

Adán, que se considera "un alma libre" "incapaz" de atarse a un trabajo que le impida viajar y por eso ha renunciado a ejercer como ingeniero agrícola y prefiere "trabajar por la noche, en bares y discotecas", volvería a repetir experiencia en "El puente" "sin dudarlo". "Aunque si me lo hubieras preguntado al día siguiente de salir te hubiera dicho que no. "¡Estaba tan cansado!".