Carece de indicadores de señalen su ubicación y pocos sospechan que tras la carretera que un día lo partió en dos se halle semejante bosque atlántico. El parque de O Frendoal es el hermoso paraje que se extiende tras la Casa Torre de Aldán, cuyos propietarios, los Condes de Canalejas, usaban como lugar de recreo: para paseos, jugar al croquet e incluso como coto de caza.

La construcción de la vía provincial 315, que une Cangas con Bueu, desmembró el conjunto, quedando a un lado de la carretera la vivienda y al otro el "bosque encantado". En la Torre de Aldán, de propiedad privada, residió hasta su muerte el año pasado Fuencisla Roca de Togores, viuda del Conde de Canalejas, fallecido en 1989.

La finca de O Frendoal se camufla, al otro lado del asfalto, en una desordenada masa vegetal. Un pequeño puente de piedra y un lavadero al borde de la carretera hacen intuir al visitante que algo se oculta tras ellos: un fantástico bosque atlántico en el que castaños, robles y abedules –algunos centenarios- no siguen más ley que la natural. Sus ramas tejen una armoniosa bóveda arbórea sobre los caminos que atraviesan el parque.

Un castillo custodia el entorno, visitable desde que las 6,5 hectáreas de la finca pasaron a disposición del Concello de Cangas. Es una pequeña edificación, construida en los años 60, con dos torres almenadas y un puente levadizo sobre elregato Orxas, que serpentea el terreno. Frente a él se hallan un campo de croquet y unos bancos para el descanso de los caminantes.

A pocos metros se eleva sobre el terreno un acueducto, también llamado "O Arco de Condesa", que se usaba para conducir el agua desde una mina hasta el pazo y regar los cultivos de la finca. En la actualidad tan solo se conserva uno de sus arcos, bajo el que discurre un sendero.

Estos elementos crean una atmósfera mágica reinan la calma y la contemplación de la naturaleza. Un paseo por él hechiza al visitante. Por ello, los vecinos lo han bautizado como "el bosque encantado".

PATRICIA PEDRIDO