'La mirada del amor': Una base irreal

Su gran inconveniente es que parte de una premisa absolutamente irreal que, además, no tiene el uso adecuado en la historia, de forma que ésta resulta inverosímil y perjudica unas imágenes que, en ocasiones, desprenden un evidente encanto.

Por eso este drama romántico ha sido considerado por parte de la crítica como una muestra de un cine un tanto anticuado, vigente hace décadas que, eso sí, todavía tiene capacidad de seducción en una parte del público. La ventaja al respecto y lo que afianza sus aciertos es la presencia de unos actores notables y con evidente clase, especialmente los dos protagonistas, Annette Bening y Ed Harris, ambos nominados en cuatro ocasiones a los oscars, y en segundo plano un Robin Williams que obtuvo la preciada estatuilla como actor de reparto en El indomable Will Hunting.

Si los dos primeros viven un romance que va más allá de lo factible, el último aporta soluciones que en ocasiones bordean el humor. Segunda película de Arie Posin, un director canadiense de origen ruso, responsable además del guión, cuya opera prima fue la espléndida Historia de un secuestro, parte de una situación trágica, la muerte en una playa del marido de Nikki, una mujer enamorada que no parece tener el ánimo suficiente para superar semejante trance. Algo que está, no obstante, más atenuado cinco años más tarde, momento en el que le sucede algo extraordinario al encontrarse con una persona que es el vivo retrato del difunto. Ese es el verdadero comienzo.

Aunque se abrían varias opciones para intentar aportar coherencia a un relato muy delicado de asumir, que incluso despierta alguna que otra sonrisa a destiempo, el director ha optado por una que no parece la más idónea. Al menos a tenor de los datos que se han aportado previamente y que hacían presagiar algo más convincente. De todos modos, la solución que presenta Posin tiene, asimismo, sus partidarios y de ahí, y de su carácter realmente insólito, que la cinta no deje indiferente a nadie.