´Grand Piano´: Destellos de buen cine

Aunque es obvio, porque el guion exigía demasiado para casi un recién llegado, la realización alberga algunos altibajos

El actor Elijah Wood protagoniza la cinta.

El actor Elijah Wood protagoniza la cinta.

Antonio Dopazo

Es un firme y considerable paso adelante del director alicantino Eugenio Mira respecto a sus dos películas anteriores, ´The Birthday´ en 2004, que tuvo un estreno maldito en nuestras pantallas, y 'Agnosia' en 2010, que reclamó la atención de buena parte de la crítica. Rodada en inglés, al igual que su opera prima, con un reparto internacional destinado a vender la cinta a todo el mundo, se ubica en los feudos del thriller con claras influencia, hasta llegar al homenaje, del Hitchcock, sobre todo, de ´El hombre que sabía demasiado´.

Aunque es obvio, porque el guion exigía demasiado para casi un recién llegado, que la realización alberga algunos altibajos y que no siempre se forja el clima de tensión y de intriga que se anhela, lo que nadie duda es que en el haber del director hay virtudes narrativas que saltan a la vista. Tanto es así que en diversos momentos lo que vemos en un puro ejercicio de estilo con soluciones más que idóneas. Y en cuanto al reparto, sí parece claro que la baza del prestigio se gana con nombres como Elijah Wood y un John Cusack que apenas tiene una reducida presencia física, a pesar de que su voz en off colma toda la proyección, la impresión que queda es que el primero, con su cara aniñada, es demasiado joven para el personaje.

Su interpretación, no obstante, es más que correcta. Uno de los más graves handicaps que presenta un producto como éste que está filmado, prácticamente en tiempo real, de modo que el meollo del mismo sucede casi en su integridad en el transcurso del concierto que ofrece un joven pianista, Tom Selznick, que vuelve a los escenarios cinco años después de una retirada prematura e inesperada provocada por su miedo escénico. Ahora, pasado ese lustro, tiene ante sí, en un lujoso y abarrotado teatro de Chicago, el reto de superar sus problemas psicológicos y reemprender su carrera de éxitos.

Sin embargo, una terrible y amenazadora circunstancia se cruza de nuevo en su camino y es que apenas ha iniciado el concierto encuentra un mensaje en la partitura que le amenaza de muerte si comete un solo fallo en su actuación. No sólo eso, el anónimo y potencial asesino, que repite en sucesivas páginas sus siniestros propósitos, se comunica por la voz con Tom dejando sentado que lo suyo va muy en serio. Mantener en vilo los casi 90 minutos de metraje con una situación única y aferrado al factor tiempo era un reto sumamente complicado y hay que decir que Mira, con ligeros balbuceos, lo ha superado.

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