La exposición «Xosé Guillermo. A viaxe continua» presenta una amplia selección de la obra gráfica de Xosé Guillermo y parte de su obra en formato mayor, fruto de sus numerosos viajes por distintos países del mundo, recogiendo el proyecto inconcluso que el propio artista dejó esbozado en su idea de «O mundo para Vigo».

COMISARIA | Raquel de Ana Rodríguez

Más de diez años después de su muerte, familia y amistades cogen el timón de su Fundición Nautilus y se crea este proyecto expositivo con el fin de mostrar el legado artístico de un creador «que quiso iluminar al mundo con su arte». La muestra cuenta con una triple narrativa expositiva. Por una parte, la Sala de exposiciones I de la Sede de Afundación de Vigo se configura como un espacio físico a través del cual dar la vuelta al mundo en imágenes, siguiendo un discurso correlativo geográficamente que parte de la ciudad de Vigo para regresar de nuevo al hogar. De cada uno de sus viajes, Xosé Guillermo volvió influenciado por nuevos imaginarios plásticos cargados de formas y temas particulares que recogía espontáneamente en tintas chinas, acuarelas o pasteles, ideas que, ya en su estudio, plasmaba en muchas ocasiones en obras de formato mayor.

En segundo lugar, la exposición muestra un recorrido literalmente narrativo a través de la introducción de una selección de textos de la mano del propio artista en algunas cartelas que acompañan las obras. Al otro lado de las meras anotaciones de la vida cotidiana, Xosé Guillermo solía tomar notas en sus diarios donde transcribía sus experiencias en los viajes, constituyendo estos documentos en testigos indispensables para conocer al artista y su obra. De este modo, es el propio artista quien, desde lo más íntimo, «cuenta» su exposición.

Por último, la muestra se apoya museográficamente en la otra faceta artística de Xosé Guillermo, la literaria, pues fue muy amigo de poetas como Carlos Oroza o Xela Arias, quien le dedicó a su amigo lo que probablemente sería su último poema: «La hermosa confluencia de la dedicación de las Letras Gallegas de este año a Xela Arias y la puesta en escena de la exposición de Xosé Guillermo es una muestra de que el viaje de la vida continúa».

XOSÉ GUILLERMO (1947 – 2009)

Artista inclasificable estilísticamente por decisión propia, comienza su andadura profesional en 1967 cuando, tras disfrutar de una beca de la Diputación de Pontevedra, realiza su primera exposición individual de acuarelas en Vigo. «Autodidacta feroz», como así se definía, abandona el examen de ingreso en Bellas Artes y comienza a experimentar con múltiples lenguajes plásticos, técnicas y soportes, llegando a desarrollar una prolífica obra que viaja entre el uso deliberado del color y de los contrastes cromáticos de cierta raigambre fovista, hasta la recreación de atmósferas cargadas de lirismo en forma de «ensoñaciones» mitológicas.

Con apenas treinta años, Xosé Guillermo había expuesto su obra por galerías de todo el país, al tiempo que en Vigo encuentra un medio de vida gracias a su faceta como artista gráfico, diseñando el primer logotipo de Edicións Xerais de Galicia y las cubiertas e ilustraciones de varias de sus colecciones. Xosé Guillermo vivió el Vigo de los ochenta y participó de él. De aquel ambiente, nació la antológica exposición «Los 40 Principales», compuesta por un conjunto de retratos de las figuras más reconocibles de la cultura del momento, entre las que se encontraban María Xosé Queizán, Xela Arias, Xosé Luís Méndez Ferrín, Carlos Oroza, Antón Reixa o Antonio Durán Morris. Pintó, también, en un barco «desesperanzado» así denominaba el artista a un buque atracado en el puerto a punto de ser desguazado creando el inmenso mural Avanti Manila; e invadió el cielo de la ciudad con los escultóricos habitantes de un «País tomado por la mente» que dieron la vuelta a Galicia gracias a la premiada instantánea de Magar.

Sus ansias por ampliar horizontes lo llevan a emprender múltiples viajes por el Sáhara, Marruecos, Mauritania, Mali, Guatemala, Nicaragua, Cuba, México, la India... alimentándose de la esencia de los lugares y simpatizando con la situación de las gentes que los habitan, mostrando, por una parte, una particular huella formal y estilística y, por otra, evidenciando el poder reivindicativo del arte y del artista. A principios de los noventa Xosé Guillermo comienza el que fue uno de sus proyectos más trascendentales: la Fundición Nautilus, un taller creativo asentado en el centro de la ciudad olívica nacido con la voluntad de «fundir arte» con y para las personas, trabajando mano a mano con docenas de participantes en sus instalaciones.

En septiembre de 2008, la Casa das Artes de Vigo acogió la que fue la antológica y última exposición del artista, dejando apenas esbozado el deseo de la creación de una muestra con su obra gráfica fruto de los viajes por el mundo y que no llegó a materializar ya que fallecería pocos meses después.

RAQUEL DE ANA RODRÍGUEZ

Estudia Derecho en la Universidade de A Coruña e Historia del Arte en la Universidad de Santiago de Compostela, especializándose a través de un máster en gestión cultural en la puesta en valor del patrimonio histórico y artístico como sustento de la idiosincrasia de una sociedad. Una fuerte vocación pedagógica y la pasión por el arte contemporáneo, la llevan a trabajar en el campo de la educación artística en diversos museos e instituciones, desarrollando múltiples proyectos en los que la relación del público con el arte se vuelva más personal, íntima y mismo vivencial. Es aquí, sobre la base de la idea de democratización del arte, tan presente en la obra de Xosé Guillermo, cuando la propuesta de comisariar por vez primera una exposición deviene en una oportunidad para tratar de hacer de canal entre la narrativa plástica del artista y el público.