Entrevista | Sergio Pazos Actor y presentador que participa como padrino esta noche en “Xente Marabillosa”

“La televisión bien utilizada puede hacer que exista más ‘xente marabillosa’”

“Lo más bonito es comprobar que la sociedad todavía no ha perdido todos los valores”

El actor y presentador Sergio Pazos, en el plató de “Xente Marabillosa”.   | // TVG

El actor y presentador Sergio Pazos, en el plató de “Xente Marabillosa”. | // TVG / REDACCIÓN

Redacción

Vigo

–¿De qué manera puede un programa de televisión contribuir a mejorar la sociedad? ¿ O no es esa su función?

–La televisión pública tiene ciertas obligaciones, pues la pagamos entre todos. Debemos exigirle que ofrezca información de verdad y que nos entretenga con calidad. Claro que un programa y la televisión pueden ayudar a mejorar la sociedad, y esa es en parte su función. Las privadas pueden o no, si quieren, pero una pública posiblemente sí deba hacerlo. Yo siempre digo que, después de la rueda, la televisión es el segundo invento más alucinante de la humanidad, porque puede llegar a un montón de hogares y estar diciéndole un montón de cosas a la gente sin estar ahí presente. Con la televisión, si se utiliza bien, podemos conseguir que en el futuro haya más xente marabillosa.

–Un programa que combina conciencia social con entretenimiento pero siempre en positivo y huyendo del amarillismo… ¿una rareza en televisión?

–Siempre digo que la televisión es un gran invento, sobre todo la pública, que tiene que informar con un periodismo serio, tiene que educar y culturizar, y tiene también que cubrir la parte de entretenimiento. Una rareza en televisión no debería ser, pero si combina conciencia social, entretenimiento y nos toca un poco el corazón, es positivo que exista. Es bueno que haya este tipo de programas porque reúnen a toda la familia y es un buen momento para debatir, preguntarse cosas o comentar determinados temas.

–En la época de TikTok y Netflix, ¿debe reinventarse la televisión?

–La televisión está continuamente reinventándose, aunque las plataformas van mucho más rápido y han llegado a un público joven, ágil, al que ya le cuesta mucho ver un programa de una hora o dos o cierto tipo de series. Pero creo que, en general, pueden convivir perfectamente tanto plataformas como televisiones públicas y privadas. Hay sitio para todos y, sobre todo, hay sitio y tiempo para no estar siempre viendo la tele, mirando las plataformas o viendo TikTok, sino hablar con los amigos y la familia, hacer deporte e incluso tener esos 10 minutos –o media hora– para hablar con uno mismo, que es algo que se está perdiendo.

–¿Cómo fue la experiencia como padrino en el plató de Xente Marabillosa?

–Uno piensa bueno, yo vengo de invitado, vengo de padrino, me pilla de lejos, pero resulta que después cuando estás en directo, con la cercanía, te toca el corazoncito y te emociona. Lo que quiere decir, en primer lugar, que estamos vivos y, segundo, que nos hacemos mayores porque cada vez me emociono más con las cosas. Y demuestra que todavía podemos ser optimistas, porque sigue existiendo gente solidaria que se mete para ayudar, xente marabillosa que reacciona ante una injusticia. La experiencia más bonita es comprobar que continuamos viviendo en una sociedad que no ha perdido todos los valores.

–¿Teatro, cine o televisión? ¿Con qué formato se siente más cómodo?

–Con el que mejor me pague (risas). Ahora en serio, la televisión da mucha popularidad, el cine representa el prestigio y el teatro es la escuela. Para ser un buen actor de televisión o de cine, posiblemente tengas que haber trabajado en teatro e incluso sigas trabajando en teatro. La verdad es que me siento cómodo en cualquier proyecto que merezca la pena, que tenga un ambiente agradable y que el director o directora sepa lo que tiene entre manos y te ayude a sacar cosas a las que uno mismo no sabía que podía llegar como actor.

–El tema de esta semana en Xente Marabillosa es hijos tiranos. ¿Cuánta tiranía ejercía usted en casa de niño?

–Tiranía nosotros en casa no, porque como hiciéramos algo malo mi abuela tenía una de las correas más eficaces para calentarnos el culo (risas) y también estaba la autoridad del padre y de la madre, que siempre respetábamos. Nosotros lo que queríamos era jugar. Pero es que tuvimos una educación muy abierta y, sobre todo, vivimos una época en la que jugábamos en la calle, compartíamos las cosas, si alguien no tenía bicicleta se la dejaba un amigo, lo mismo con el balón... y eso también es una manera de aprender a respetar y querer a los tuyos.

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