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Héctor Carballo Actor; interpreta a Chris en "La función que sale mal"

“La comedia es matemática pura”

Héctor Carballo, en su papel de Chris. FdV

Ocho actores de una compañía de teatro aficionado luchan en el escenario contra la premisa de la Ley de Murphy –“Si algo malo puede pasar, pasará”– en “La función que sale mal”, una comedia que ha cautivado a más de 8 millones de espectadores desde su estreno en el West End en Londres en 2012 y que desde entonces arrasa en rodo el mundo. Dirigida por Sean Turner, se convirtió en la comedia más taquillera de Broadway durante dos temporadas y su éxito internacional se extiende a más de 30 países. En España lleva dos en la Gran Vía de Madrid y ahora llega al Teatro Afundación de Vigo, con sesiones el viernes, 8 de abril, (20.30 horas), el sábado, 9, (17.30 y 20.30 h.) y el domingo, 10, (19.00 h.).

El actor Héctor Carballo (Trasmiras, Ourense, 1985) –quien haya visto la serie de TVE "Isabel" con seguridad lo recordará en su papel del rey Carlos VIII de Francia– interpreta a Chris, el director de esta compañía teatral, a la que todo lo que puede salir mal, le sale fatal hasta convertir el estreno de la obra, una pieza de misterio al más puro estilo Agatha Christie, en una comedia absurda muy a su pesar. “El pobre Chris es el que más sufre de todos porque intenta hacer de esta función una obra de arte, pero todo se desmorona a su paso. Es un hombre con más actitudes que aptitudes”, comenta el artista, que actuará por primera vez en Vigo y por segunda vez en Galicia en 19 años de carrera.

–Tras representar esta función, ¿cree en la Ley de Murphy?

–Creo en la Ley de Murphy después de 37 años de vida. Todas las situaciones que se suceden en esta función nos han ocurrido alguna vez a lo largo de nuestra carrera. La diferencia es que en la hora y cuarenta minutos que dura esta obra, suceden todas las desgracias posibles que pueden darse sobre un escenario. Sin embargo, no es una comedia exagerada. Sus protagonistas son personas que intentan no hacer comedia en ningún momento porque cada vez que se ríe el espectador para ellos es un fracaso absoluto, claro.

–¿Entre esas desgracias que pueden darse se encuentra que un actor sea víctima de un ataque de risa?

–Es complicadísimo no reírse, aunque casi siempre salvamos. En comedia se contabiliza la risa. “La función que sale mal”, que está representada en más de 30 países, es la obra que tiene a día de hoy el récord de carcajadas por minuto: una cada diez segundos. Esto desde dentro es un subidón de adrenalina tremendo y muchas veces te dejas llevar por esas carcajadas y no digo la risa, pero la sonrisilla, sí te aparece.

"La comedia es como la repostería: si te equivocas en las cantidades, la tarta no vale nada"

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–Dicen que hacer reír es más difícil que hacer llorar. ¿Lo suscribe?

–Sin ninguna duda. Para empezar, porque la comedia es matemática pura –o repostería pura–, algo muy exacto. El drama es como hacer un plato de cocina salado: se puede preparar a ojo y luego hay diferentes gustos. La comedia es como la repostería: si te equivocas en las cantidades, la tarta no vale nada. Y luego, porque el humor, a diferencia del llanto, es muy subjetivo. No es igual, ya no digo entre distintos países, sino entre comunidades. El humor gallego no es el mismo que el de Andalucía o el de Cataluña, y dar con la tecla en cada sitio es complicado, pero también lo más satisfactorio que le puede pasar a un actor es hacer una comedia y que funcione. Lo que ve el espectador son ocho personas en escena pasándolo mal y diciendo: “Trágame tierra” y esto es muy universal porque todos nos sentimos identificados en algún momento. Además, esto se combina con la comedia física, de caídas, golpes y demás, que también es algo universal. Que te resbales con la cáscara del plátano funciona en todos lados.

–¿No tiene algo de maldad que disfrutemos con los apuros de otros?

–A lo mejor soy muy optimista, pero no creo que seamos malas personas; es que nos sentimos muy identificados con esas situaciones que todos hemos vivido alguna vez.

–Entre todas las cosas que salen mal en esta función una fue la pandemia.

–Sí. Cuando, a los cuatro meses de estrenar la obra cayó la pandemia dije: “No me lo puedo creer”. Pero cuando pasó el confinamiento estricto, desde septiembre de 2020 se representó en la Gran Vía de Madrid durante todo un año y fuimos una de las pocas obras de teatro abiertas en Madrid, así que tan mal no lo estábamos haciendo.

–¿Hay más ganas que nunca de reírnos?

–Sin duda. Al principio, fue un impacto tremendo enfrentarnos a un palco de butacas lleno de mascarillas. Ya nos hemos acostumbrado, pero era una visión muy postapocalíptica. Luego tampoco sabíamos cómo iba a reaccionar el público, por miedo al contagio, por la situación misma..., pero la sensación que nos trasladó es que se reía más que antes de la pandemia. La comedia en general, no solo la nuestra, es lo que más está vendiendo porque la gente necesita reírse y evadirse de tanto drama vivido.

"El audiovisual gallego está pasando una mala racha. No se está apostando por él"

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–¿Qué fue lo que más le atrajo a usted de esta obra?

–Cuando me pasaron la separata de la primera escena que tenía que preparar para el primer “casting”, porque fueron como cinco pruebas, casi como unas oposiciones a notaría, me pareció una maravilla. Es un regalo para un actor, aunque también es agotadora. En esto estamos todos de acuerdo: es la función más exigente a la que nos hemos enfrentado todos, física y vocalmente. Ha habido roturas de hueso, musculares, afonías, pinzamiento de vértebras... El público se ríe también porque está a punto de pasar una desgracia física y podría ocurrir si no estamos concentrados. Es más, tenemos una palabra, “burbuja”, para avisar cuando alguien se ha lesionado y para que salga el actor o actriz suplente.

–¿Goza se valora fuera el talento gallego?

El talento artístico en Galicia es brutal. Es más, es muy enviado fuera, aunque también es verdad que lo era más antes porque, y esta es una opinión personal, se está maltratando muchísimo la ficción audiovisual gallega. Cuando yo empecé, Galicia era, junto con Cataluña, la envidia en cuanto a producciones de televisión. Pero creo que ahora mismo el audiovisual gallego está pasando una mala racha. No se está apostando por la ficción gallega y esto es un error.

–¿Cómo es actuar en Galicia?

–Es muy fuerte porque no soy profeta en mi tierra. He tenido la suerte de participar en un par de producciones de ficción para televisión, pero en teatro esta va a ser la segunda vez que actúe en Galicia en diecinueve años. La anterior vez fue en una obra mía, que produjo una compañía mía, “No esconderás un cadáver en el armario”, en el Teatro Principal de Ourense. He hecho bastantes obras de teatro, pero el circuito gallego se nos resiste siempre. Por eso estoy superilusionado de poder actuar en mi tierra.

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