Son las 12.30 horas del mediodía y Nicolás Pastoriza responde al teléfono. “Me estoy haciendo un té porque ya es la hora, aunque, bueno, casi es la hora de la cerveza”, comunica. “Prácticamente es lo único que bebo: cerveza y té”, añade. Al preguntarle por el licor café y similares, reniega categóricamente: “No, no, no. Según va pasando el tiempo voy quitándome”, comenta risueño como guiño verbal consciente o no al famoso verso de Extremoduro.

“Ahora, solo drogas legales y con receta médica”, agrega entre risas; y el momento conecta con 'La canción suicida', la mejor canción de su nuevo disco, Servicio de atención al cliente, donde canta “el alma me pide farmacia”.

Sobre 'La canción suicida' pide no quedarse con el título solo porque es un tema de amor a los músicos, a la música. No en vano, apunta en ella que “mi mejor amigo ha sido el ruido”.

“Es una canción, sin dar nombres, en la que hablo de los amigos con los que he tocado. Es un tema que resume lo que sentía en ese momento, cuando en medio de la pandemia no sabía si iba a llegar a algún lado, cuando muchos proyectos y sueños fueron cancelados. Pensé que si tuviese que parar aquí, la última canción sería cantarle a toda la gente que hizo música conmigo y me enseñó. Es una forma de decirles que ha sido un placer”, reflexiona confesionalmente.

“La canción tiene su lagrimita porque fue escrita en un momento complicado, aunque es un tema optimista porque ilusión nunca ha faltado”, aclara para lamentar que “los músicos estamos puteados, la industria está dando un bandazo gordísimo pero no nos vamos a quejar todo el día”.

El optimismo impulsa a Nicolás Pastoriza a ir perfilando la gira de presentación del nuevo álbum. Los primeros directos los espera para febrero en Vigo, Pontevedra y Vilagarcía en pequeño formato para después seguir por el resto de la geografía si la pandemia lo permite.

Pero antes del directo, hablamos con él para saber cómo cocinó este Servicio de atención al cliente: “Desde que empecé a hacer canciones como Nicolás Pastoriza, en solitario, desde que monté el estudio en mi casa, siempre me marqué los plazos Woody Allen, sacar un disco cada año, pero este se truncó por la pandemia. Este álbum lo empecé a gestar durante el primer confinamiento sin saber que acabaría en lo que acabó”.

Revela que la primera intención era realizar una especie de playlist pero “también me pareció que como nos encerramos a ver muchas series de televisión le podía dar ese carácter, poniéndole de nombre algo que llamase la atención como lo más antirock del mundo y eso es un servicio de atención al cliente. Será la temporada uno, a la espera de la dos”.

En cuanto a las letras –con títulos como 'Hoy vi tu Instagram y me asusté' o 'Circunvalación'– “las historias que se cuentan son un reflejo del día a día, dándole un carácter más fantástico a lo ya retorcido que tiene la realidad en sí misma. Yo me niego a relatar el entorno de una forma ‘fotocopiadora’, hay que dar una pátina loca, jugar con la realidad para transformarla un poco”.

En cuanto al sonido, los músicos que han colaborado con él para este disco han sido Sergio Martínez Puga –batería, sintetizadores y modulares– y Iago Reigosa –bajos–. El sonido propio de Pastoriza aparece, esta vez, con algunas pinceladas electrónicas e incluso psicodélicas en algunos temas. “La música que oigo es la que me inspira. El disco se ha trabajado con instrumentos efectistas como sintetizadores, modulares, pedales de guitarra, melotrón y theremín –tocado por Paulo Pascual–”, concluye.