Rogelio Groba Otero habla con admiración de su padre, del que heredó el nombre y la pasión por la música. Todavía se emociona cuando lo encuentra en su escritorio, concentrado, con 91 años que parece que no pesan cuando se trata de componer. “Es una maravilla tener una enciclopedia musical en casa. Me abre puertas al conocimiento y a la reflexión”, confiesa el director de la Orquesta de Cámara Galega, también impulsor de la Fundación Groba.

Una “alegría” ha llamado estos días a la puerta del compositor nacido en 1930, pues la Xunta prepara la candidatura para que Rogelio Groba sea reconocido con el Premio Princesa de Asturias de las Artes. “Nunca he pensado en premios pero tengo que ser sincero y confesar que sí, me alegra que se hayan acordado de mí”, expresa el músico, para quien la composición es una “necesidad biológica”.

Para su familia, se trata de un “reconocimiento al trabajo” y “lo bonito” de ello es que “llegue en vida”, para que pueda saborear ese éxito como merece. “Groba es nuestro Manuel de Falla”, sentencia su hijo, orgulloso de que la música que ha escuchado y disfrutado desde niño “huela a salitre, a campo, a Galicia”.

Y es que el compositor nacido en Ponteareas ha sido, en su extensa carrera, un embajador de la tierra gallega. “Siempre lleva Galicia en el corazón de manera sincera. Vende Galicia desde su música, que es el lenguaje más universal en el arte”, expresa.

Profesor de Composición

La vida de Rogelio Groba Groba está marcada por la composición, de eso no hay duda, pero también la docencia lo ha acompañado durante el camino, haciéndolo sentir orgulloso. Por eso, cuando se le pregunta por qué momentos de su carrera recuerda con más cariño, su mente rebusca hasta dar con el instante en el que logró “el título de profesor de Composición”, aunque antes de contestar asegura que decir solo uno es “muy difícil”. “Cuando se traza una meta y se alcanza, eso ya produce alegría”, resume con orgullo.

No se olvida de las grandes satisfacciones que le dieron la Banda Municipal de Ponteareas, la de A Estrada, la de Tui, la de A Coruña y la Unión de Guláns.

De todos modos, cuando hace un viaje al pasado, el compositor se queda con la “oportunidad de dirigir la Orquesta Sinfónica de Londres durante el proceso de grabación de la Gran Cantata Xacobea acompañado por el coro London Voices y Confidencias, con Pedro León concertino de la Orquesta de Radio Televisión Española”, aunque no se olvida de las grandes satisfacciones que le dieron la Banda Municipal de Ponteareas, la de A Estrada, la de Tui, la de A Coruña y la Unión de Guláns.

Durante más de 20 años formó parte del Conservatorio de A Coruña, y ayudó a crear otros conservatorios y escuelas de música en las cuatro provincias gallegas. “Me produce mucha satisfacción pensar que muchas generaciones han podido estudiar música”, se sincera.

Apenas han pasado dos meses desde que arrancó 2021, pero el músico ya ha realizado “cuatro obras”, como él mismo desvela

Instantes que forman parte de un pasado que le permiten disfrutar del presente y mirar al futuro. El encierro no le ha robado la creatividad, todo lo contrario, porque Groba confiesa que ya optaba por el “autoconfinamiento” –siempre con el apoyo de su mujer– para crear música.

Apenas han pasado dos meses desde que arrancó 2021, pero el músico ya ha realizado “cuatro obras”, como él mismo desvela. “En un proceso creativo que algunas noches me impide dormir”, revela sonriente.

Todos estos años viéndolo componer han sido un “regalo” para Rogelio Groba Otero, quien “sin música no comprendería el mundo”. Insiste en que su padre es “un número uno”.

No permitirá que su legado se pierda, una obra “rica, variada y cuantiosa”. “Es una pena que no apostemos más por nuestros valores y nuestras figuras”, concluye el también músico, que recuerda que una canción, sea del género que sea, “te traspasa, te toca y te obsesiona”. Y no quiere dejar de sentirlo. Ni él, ni su padre.

“Maestro no invasivo”

A los cinco años, Rogelio Groba Otero, hijo del compositor, se adentró en el mundo de la música. Lo hizo por voluntad propia, algo que agradece. “Mi padre fue un maestro no invasivo. Me abrió las puertas pero no me obligó a dedicarme a la música. Fue una decisión propia”, señala.

Es, además del director de la Cámara Galega, el impulsor de la Fundación Groba, en la que trabaja por preservar y difundir el legado de su padre. “La oficina nunca cierra y aunque no haya conciertos, seguimos trabajando”, expone. Pronto se publicarán dos libros-discos “para niños y adultos”. “Estamos esperando que nos abran el grifo para llenar las salas”, sentencia el músico, que está a favor de los CD físicos por su “diseño y las notas explicativas”. “Para hacerlo tuyo, como un libro”, resume.

Groba también forma parte de un proyecto que se desarrolla con pacientes paliativos. “Nos hace pensar lo importante que es la música como elemento que va desde la sensibilidad de un intérprete al alma y el corazón de las personas”, reflexiona.