El nuevo rol del lucense Luis Tosar es el de Don Rogelio en “Hasta el cielo” –de la productora gallega Vaca Films– donde se encarna en un mafioso padre de familia que se cruza en la vida de un joven mecánico, Ángel (Miguel Herrán), cambiándole la existencia. Si bien el rol no es protagonista, su poder invisible deambula por todo el metraje de principio a fin.

El remate inesperado del largometraje al igual que el de “Los fabulosos de Midas” –serie que Tosar protagoniza– hace reflexionar sobre quién se lleva la peor parte en este mundo. “La verdad es que siempre pierden los mismos; no es una cuestión de punto de vista sino de realidad. Lo que pasa es que nos acostumbramos mucho a un cine foráneo en el que todo el rato nos cuentan milongas, que la gente normal puede conseguir cosas. Y puede pero no como en las películas. Nadie puede contra un imperio, es la realidad”, reflexiona.

“La verdad es que siempre pierden los mismos; no es una cuestión de punto de vista sino de realidad"

Luis Tosar guarda en su alcoba de actor un enorme fondo de armario de personajes que ha ido poniéndose en sus múltiples películas sin repetirse.

Desde Chile, a donde ha ido para visitar a su familia y donde pasará las navidades, el lucense reconoce que “no es tarea fácil no repetirse; seguramente me repito más de lo que me gustaría pero uno intenta escoger en la medida que puedes los personajes que se vayan alejando de otros. Es cierto que llega un momento tras años de carrera que hay algunos que tienen ecos de otros que has hecho. Uno intenta no ir a lugares comunes, darle la vuelta como puedas, tener presente lo que hiciste en el pasado para no pasar por el mismo lugar”.

Reconoce que ha dicho no a personajes por no ocurrírsele “la manera de distanciarte lo suficiente de algo que había hecho”.

“No es tarea fácil no repetirse; seguramente me repito más de lo que me gustaría pero uno intenta escoger en la medida que puedes los personajes que se vayan alejando de otros"

Respecto a las directrices dadas por el director de “Hasta arriba”, el barcelonés Daniel Calparsoro con el que había coincidido en “Cien años de perdón”, Tosar explicó que “Daniel es muy detallista; tampoco es que le guste ensayar y machacar mucho. A él, le gusta charlar, tener un punto de vista común entre director y actor. Le gustan las charlas largas y serenas sobre el personaje. A la hora de rodar, es muy meticuloso, rueda mucho material, va afinando en cada nueva toma incluyendo matices diferentes. En ese sentido, es muy práctico, me gusta como rueda”.

Ante la pregunta de si el hecho de ser padre le ayuda a entender el calado de personajes como Don Rogelio, puntualiza que “antes también lo entendía.Cuando te dedicas a actor, realizas el ejercicio permanente de colocarte en la piel del otro. A base de trabajo e investigación, se puede lograr; pero es cierto que hay cosas que con la paternidad entiendes de forma natural”.

Sobre su personaje en este filme que acaba de llegar a los cines, Tosar señala que lo que menos le gusta es que “es un tipo con unos valores morales bastante alejados de lo que es una persona digna pero me parece un hombre familiar, que cuida de los suyos. Tiene este encanto de los mafiosillos domésticos”.

“Es un tipo –añade– que tiene unos valores muy firmes con respecto a la lealtad, honestidad, fidelidad. Eso de alguna manera lo hace atractivo”.

En la película, Ángel es un joven mecánico que por el azar se ve envuelto en una situación límite que le llevará a coincidir con un gran mafioso de su ciudad, Don Rogelio. Dos mujeres se cruzarán en su senda, una el amor de su vida; la otra, la hija de Rogelio. Su deseo de escalar en la pirámide de robos a gran escala le pondrá a Ángel en disyuntivas hasta el final.

Preguntado Tosar si cree que su personaje considera a Ángel como un segundo hijo, el intérprete gallego lo tiene claro: “Yo creo que le tiene aprecio a Ángel. A todo este perfil de hombre poderoso que se mueve en un ambiente masculino normalmente son gente a la que le gustaría dejar un heredero natural que no encuentran en una hija. En ese sentido, Rogelio es machista, no es capaz de pensar que ella puede heredar su imperio a pesar de que su hija tiene un carácter arrollador que podría perfectamente hacerlo. Para él, su hija es un ser al que hay que proteger y poco más. Ángel podría ser una especie de hijo adoptivo pero las cosas no van por ahí porque es muy ambicioso que no quiere ser el hijo de nadie sino el jefe de todo”.