Una clase magistral sobre la pesca y sus artes
Alrededor de 80 estudiantes del Instituto Galego de Formación en Acuicultura (Igafa), con sede en la Illa de Arousa, se desplazaron ayer hasta Bueu para una clase diferente. Una clase magistral impartida por el patrón mayor bueués y presidente de la Federación de Confrarías de Pontevedra, José Manuel Rosas, y su impresionante colección de aparejos y artes de pesca.

Una clase magistral en la lonja de pesca de Bueu / Santos Álvarez
Las mesas de subasta de la lonja de Bueu se convirtieron ayer durante dos horas en un muestrario de la historia de la pesca y marisqueo en Galicia. Una amplia diversidad de nasas clasificadas en función de la especie a la que estaban dirigidas (pulpo, camarón o nécora) y del material con el que estaban fabricadas (madera, mimbre...), rastros, cestos de todo tipo, bicheros, líneas de pesca, anclas o poutadas, herramientas del marisqueo, una colección de conchas de diversas especies y todo tipo de redes y aparejos de pesca, desde trasmallos o miños a otras de arrastre. Un material construido a mano, y en muchos casos incluso cosido, por el patrón mayor de Bueu, José Manuel Rosas, y que le sirvió para ilustrar la evolución de la pesca de bajura y del marisqueo en Galicia durante prácticamente el último siglo a un grupo de 80 estudiantes del Igafa.
La evolución y también la «involución», como recalcó en más de una ocasión. Porque a pesar de definirse como un «namorado do mar» Rosas tampoco ocultó cierta decepción con la evolución del sector y les dijo más de una vez a los jóvenes que ellos tendrán la difícil misión de corregir algunas prácticas actuales. Una intervención en la que insistió tanto en la economía de la pesca como en la ecología y el cuidado de los recursos del mar. Y puso un ejemplo. Después de estar embarcado durante diez años en mares gélidos como Noruega, Terranova, Boston o Groenlandia el resto de su vida estuvo vinculada a la pesca de bajura. «Eu con 45 nasas puiden sacar adiante á miña familia, con tres fillos. Hoxe con 45 nasas non me daría nin para invitarvos a comer», manifestó para ilustrar de manera clara la actual presión pesquera y el número de aparejos a bordo.
Los jóvenes y los docentes escuchaban con atención las explicaciones de José Manuel Rosas, que las acompañaba mostrando como funcionaban algunas de esas artes. Un muestrario que parecía un catálogo de arqueología marina. Contó historias como la de nasa del choco de Redondela, que en su interior tenía una rama de pino. «Os vellos de antes pensaban moito e descubriron que aos chocos lles gustaba desovar nunha rama de piñeiro e por iso decidiron poñer unha dentro das nasas», contó. La técnica realmente funcionaba, pero Rosas añadió algo muy importante. «Cando sacaban as nasas do mar retiraban o choco, pero as ovas devolvíanse ao mar para poder continuar co seu ciclo reprodutivo», subrayó, evidenciando que hoy en día no siempre se actúa de la misma manera.

Diferentes tipos de nasas y cestos elaborados a mano por José Manuel Rosas. En primer término, la nasa del choco de Redondela, con una pequeña rama de pino en su interior. / Santos Álvarez
En su clase les mostró objetos que hoy en día solo serían asociados a la pesca con muchísima imaginación. Era el caso de una simple lata y un hisopo. «Cando hai vento do nordés o mar está algo revolto e non se ve ben o fondo. Nesa lata tiñan algo de aceite e co hisopo salpicaban o mar, que coa reacción do aceite aclarábase», explicaba. Entre los elementos que formaban parte de esta muestra había un pequeño cajón agujereado. Era una réplica a escala del que se usaba en el mar, que tenía unas medidas de 36x36x36. «O trouxeron os Massó cando chegaron a Bueu e cubicaba uns 50 kilos. Era moi útil porque ao mar non se ía cunha báscula para pesar as capturas», contaba.

El patrón mayor de Bueu, José Manuel Rosas, muestra una "foleta", que se usaba para meter la carnada en la pesca del "chincho" y para la del "pancho" al fondo. / Santos Álvarez
A lo largo de esta especie de clase magistral no faltaron otras historias curiosas con un punto de humor. Por ejemplo, el nombre del rastro de la zamburiña o talibán de Cambados. «Comezou a usarse xusto cando foron os atentados do 11-S e os ataques aos talibáns e quedoulle ese nome», explicaba. Y entre esas artes de pesca estaban los rastros con los que se capturan especies como la vieira. Los había de madera y de metal, con una diferencia importante. «Ao de madeira chámaselle trampón ou mentireiro. Por que? En teoría o de metal non se podía usar e o de madeira era menos resistente. Así que os mariñeiros traballaban co de metal e se miraban que se achegaba a Marina [que tenía encomendada las labores de vigilancia] o que facían era soltar o de metal e mostrarlle o de madeira», desveló.
Esta actividad en la lonja de Bueu estaba organizada por la Diputación de Pontevedra, en el marco del programa Pleamar, que se desarrolla en colaboración con la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y que se cofinancia a través del Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y Acuicultura (Fempa) de la Unión Europea. El encargado de dar la bienvenida a los estudiantes fue el diputado provincial Marcos Guisasola, que luego cedió la palabra para excepcional clase magistral del patrón mayor de Bueu. Una clase que acabó con un merecido aplauso.
Suscríbete para seguir leyendo
- Mercadona denuncia la venta desde Bueu de pescado que debía destruirse
- Fin de semana crítico en la Autovía do Morrazo: tres accidentes con un coche volcado
- El vendedor al que robaron cupones de la ONCE: «El seguro no me los cubre»
- El juzgado señala a cuatro personas por la falsa destrucción de 26.000 kilos de pescado en Bueu
- Tres monjas de Monforte en la casa de Sestadelo, en Aldán
- Nueva vida con cinco apartamentos turísticos para O Estaleiro de Domaio
- El temporal hunde O Con, suspende el barco a Vigo y arranca ramas que destrozan un taxi
- Roban a un vendedor de la ONCE en Cangas todos los cupones de Navidad y del Black Friday