El «efecto Urbano Lugrís» otorga un nuevo impulso al Museo Massó
El número de visitantes hasta finales de septiembre roza los 16.000 y la nueva sala dedicada al artista despierta admiración | En agosto hubo picos con más 200 personas al mismo tiempo

La entrada a la nueva Sala Urbano Lugrís del Museo Massó, en Bueu. / Gonzalo Núñez
Ya se puede hablar de un «efecto Urbano Lugrís». La inauguración de los nuevos espacios del Museo Massó, en Bueu, le han dado un nuevo impulso al recinto y a las visitas. Hasta el mes de septiembre el número de visitas al museo roza las 15.000, pero es una cifra que se queda corta. «Seguramente son bastantes más porque durante el mes de agosto hubo momentos con hasta 200 personas al mismo tiempo en el museo y el personal de sala no podía contabilizar a todo el mundo que entraba», explica la directora del Museo Massó, Covadonga López de Prado. Con toda probabilidad ese número se acerque más al umbral de los 16.000 visitantes.
Los espacios rehabilitados incluyen las antiguas naves, donde se pueden ver las embarcaciones tradicionales y las herramientas de la carpintería de ribera; la antigua Salazón Piñeiro; y la Sala Urbano Lugrís, que se sitúa en el piso superior de la salazón. «Hay una reacción muy habitual entre los visitantes que vienen por primera vez al museo. Cuando acaban de recorrer la planta baja y suben para entrar en la Sala Noble o Sala de Navegación les sale como una exclamación de admiración ante lo que están viendo», explica la directora. Ahora esa reacción se repite cuando cruzan el pasillo que conduce a la flamante Sala Urbano Lugrís. «Es un espacio que impresiona, tanto por los cuadros de gran formato y los fondos expuestos como por toda la estructura de madera», añade. En el centro de la sala se ha colocado incluso un banco para poder sentarse y que los visitantes puedan admirar todo lo que les rodea.

Una vista de la nueva Sala Urbano Lugrís, uno de los espacios rehabilitados en el Museo Massó de Bueu. / Santos Álvarez
El diseño de la sala también ayuda porque se evitó sobrecargarla. A lo largo del recorrido hay una serie de paneles informativos con textos, fotos e ilustraciones. Los cuadros de gran formato cubren toda la pared izquierda y la del fondo. Mientras, en la derecha hay unas vitrinas con instrumentos, libros y maquetas que inspiraron a Urbano Lugrís, así como un apartado dedicado a la capilla de Santos Reis.
La Consellería de Cultura invirtió más de 1,4 millones de euros en la que es la primera gran ampliación del Museo Massó, con el innegable acierto de crecer fiel al espíritu del espacio y respetando las construcciones y estructuras antiguas del siglo XIX. «Además de los fondos expuestos, el espacio resulta atractivo a las personas interesadas en la arquitectura industrial», explica Covadonga López.

El conselleiro de Cultura, José López Campos, en la inauguración de la ampliación del Museo Massó, con uno de los lienzos de gran formato de Urbano Lugrís a sus espaldas. / Santos Álvarez
El personal del Museo Massó también constata otro dato que ejemplifica el interés que ha despertado la ampliación: la elevada cantidad de personas que repiten visita y que además vuelven con otras personas. Como dato baste decir que entre julio y agosto hubo casi un millar de visitantes que repitieron visita.
Ahora desde el museo trabajan en la elaboración de textos específicos sobre la historia de los espacios rehabilitados y en una visita monográfica sobre las construcciones y estructuras de carácter industrial, que se espera que estén disponibles antes de finalizar el año. La Sala Urbano Lugrís incluso se estrenó hace unos días como lugar para presentaciones literarias vinculadas al mundo del mar y parece que habrá más en el futuro.
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