La 'luna del cazador' deja varados barcos del transporte a las islas en Cangas

Las mareas vivas más intensas se registran alrededor de los equinocios de primavera y otoño, y también coinciden con las fases de luna nueva y luna llena. Esta última es la que está dejando estos días llamativas estampas en el litoral, donde la arena y las rocas toman protagonismo sobre el agua.

La luna llena de octubre –conocida como ‘luna de cazador’ porque su luz durante la noche permitía cazar y prepararse para el invierno– ha dejado prácticamente en dique seco los barcos del transporte de ría a las islas Cíes que duermen en los nuevos pantalanes de la dársena norte de Cangas, dejando zonas sin agua en una imagen poco habitual que afectó también a otras embarcaciones.

La situación también permite a las mariscadoras de a pie alcanzar zonas de extracción habitualmente inaccesibles, como sucede en la playa urbana de O Señal, donde estos días puede verse mariscando alrededor del pantalán de embarcaciones de séptima lista o junto a la escultura de Manolo Coia frente a las naves de Ojea.

Entre los efectos «negativos», algunos vecinos y transeúntes aluden a los malos olores derivados de residuos que arrastran algunos cauces fluviales y que se dispersan por la amplia extensión de arena.

La pleamar y la bajamar dejan otras estampas inusuales en el litoral morracense. En Moaña, las playas de A Xunqueira y A Seara casi alcanzan el puerto deportivo. Esta circunstancia está siendo aprovechada por la cofradía de pescadores para abrir un canal por donde circule el río hasta el mar, con la finalidad de reducir la mortandad que el agua dulce causa en los bivalvos.

A pesar de las fuertes oscilaciones de las mareas vivas, el buen tiempo reinante minora el peligro en primera línea, aunque no hay que bajar la guardia.